Jeff Bezos se fue al espacio

De millonarios, cohetes y opciones de salida.

Hola, ¿cómo estás? 

Hoy voy a hablar de que Jeff Bezos se fue al espacio por 11 minutos. Esto generó una incontable cantidad de chistes y memes. Te dejo abajo un tuit que me gustó. 

El tuit dice: “Difícil imaginarse un mejor resultado de divorcio que uno en el que te dan 50 mil millones de dólares y después tu ex literalmente se va del planeta”. Esto es en referencia a que Jeff se separó de su mujer, MacKenzie, y efectivamente ella se quedó con bastante plata –por cierto, desde entonces dona una gran proporción, más que su ex marido–. 

También vi este post de instagram. Miedo.

Lo que más circuló, sin embargo, es este otro videoclip donde Jeff agradece a los consumidores y trabajadores de Amazon por haber pagado su viaje al espacio. Las risas nerviosas post declaración son lo mejor.

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Lo cierto es que los consumidores de Amazon alimentamos una corporación gigante que nos vende de todo en su marketplace (supuestamente a mejores precios, pero no siempre), que nos informa (el diario The Washington Post es suyo), nos divierte (con el Amazon media group), nos almacena información (con los servicios en la nube, la principal fuente de ingresos) y más. Pero recordemos que todo esto tiene un costo. Los trabajadores de los almacenes de Amazon ganan un salario de 15 dólares la hora y trabajan bajo muchísima presión (hay incontables denuncias sobre el ritmo imposible, la falta de recreos y pausas para ir al baño, el control permanente, entre otros). Además, aunque Amazon no para de crecer y ganar más dinero (la pandemia fue un regalo maravilloso), la empresa intenta a toda costa seguir pagando impuestos bajísimos. 

En ese contexto, la declaración es cuanto menos desafortunada y da la impresión de que Jeff no necesitaba tomarse un cohete porque ya vive en otro planeta. En lo que sigue cuento un poco los detalles de su viaje al espacio y uso al economista Albert Hirschman para entender las opciones que maneja Jeff, que son distintas a las que manejamos vos y yo. 

Al infinito y más allá

Bezos fundó Blue Origin, una empresa aeroespacial, en el año 2000 y la financió desde entonces fundamentalmente con fondos de Amazon. Hace un mes Bezos dejó de ser CEO de Amazon para concentrarse más en esta compañía. Antes de este viaje hubo 15 pruebas, con cohetes sin personas a bordo. Este viaje duró 11 minutos y llegó a 100 km por encima de la superficie de la tierra. Con Bezos iban tres personas más: su hermano, una mujer de 82 años que fue astronauta y un joven de 18 años cuyo padre (rico) le compró un pasaje. 

Blue Origin se propone hacer que los viajes al espacio sean posibles. Esto quiere decir que quieren abaratarlos y hacerlos frecuentes. El medio de transporte son unos sistemas de lanzamiento reutilizables. El objetivo último es colonizar el sistema solar (!).

En diciembre del año pasado, la NASA autorizó a la empresa para futuras misiones de observación y expediciones. En mayo, la NASA también le dio un contrato por 1.000 millones de dólares para empezar a trabajar para poner humanos en la luna en 2024. En este proyecto compite con la empresa del amigo Elon Musk, SpaceX, que quiere lograr lo mismo. 

Último dato: como toda empresa tech que se precie, Blue Origin tiene un lema: Gradatim Ferociter. Es la versión en latín de “paso a paso, ferozmente”. 

The exit option 

Albert Hirchsman contrapone en su libro Exit, Voice and Loyalty dos opciones para expresar descontento: exit y voice, o sea, salida y voz. De acuerdo a Hirschman, la salida es un mecanismo económico. Un consumidor descontento con un producto de cierta empresa simplemente deja de comprarle y se va a comprar a otro lado. En teoría esto genera un movimiento económico: la empresa que pierde consumidores debería mejorar su producto o fundirse, de modo que son las empresas más productivas las que sobreviven. En cambio el uso de la voz es político y mucho más difuso y complicado. Va desde quejarse hasta protestar violentamente, e implica expresar opiniones críticas de modo directo. Por eso Hirschman considera la voz como la acción política por excelencia. Un punto más que traigo de Albert: las dos opciones están relacionadas. Si la posibilidad de salida es más fácil, bajan las probabilidades de ejercer la voz. Si la posibilidad de salida es más difícil, suben.

Hirschman desarrolla esta teoría para consumidores y productos, pero yo quiero usarla acá para explorar algo más o menos obvio: las posibilidades que tiene la gente inmensamente millonaria (Bezos es en este momento la segunda persona más rica del mundo) para salirse de lo que no le gusta. En general los ricos tienen capacidad de aislarse del resto –servicios privados, countries o barrios cerrados, entre otras cosas–. Irse del planeta tierra sería el summum. Por supuesto que el punto está exagerado: Bezos estuvo en un cohete 11 minutos, el resto del tiempo está “acá”. Pero lo cierto es que hace tiempo que los empresarios tech viven más bien desligados de la vida en el planeta tierra. 

Bernie Sanders lo dijo en un tuit: 

El tuit dice: “Tal vez haya un problema con un sistema económico que ve a un puñado de multimillonarios hacer crecer su riqueza de forma masiva durante una pandemia y volar por el espacio en cohetes, mientras millones de personas luchan por mantener un techo sobre sus cabezas en el país más rico de la Tierra”.

Por supuesto, Jeff Bezos puede hacer con su dinero lo que quiere, pero lo cierto es que a los empresarios tech siempre les ha gustado hablar del bien común, de los avances de la sociedad, de las ganancias para todos. De hecho, Jeff Bezos declaró que se dedicaba a Blue Origin porque si no “eventualmente terminaremos en una civilización en estasis, cosa que encuentro muy desmoralizante”. Estados Unidos, uno de los países más desarrollados del mundo, tiene una desigualdad del ingreso que no para de crecer desde 1970. El 1% más rico se llevaba en 2015 el 20% del ingreso, pero el 0,01% más rico se lleva el 5% y esta última proporción se multiplicó por 4 entre 1977 y 2012 (acá podés leer más sobre estos datos). En 2018 la tasa de pobreza era más de 10% y 16% de los niñes eran pobres. Estos datos ocultan diferencias por raza a su interior, de modo que las minorías siempre la pasan peor. A estos datos duros les faltan otras cosas como que en ese país desarrollado hay villas miserias (las de San Francisco son comparables a las de Río de Janeiro), cárceles inundadas de gente, y escaso y caro acceso a la salud. ¿Qué entenderá Bezos por civilización y que entenderá por estasis? 

The exit option 

Para saber más sobre Amazon te recomiendo escuchar su episodio en el podcast de Burofax. 

Gracias por llegar hasta acá.

Un abrazo,

Jimena

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Soy economista (UBA) y Doctora en Ciencia Política (Cornell University). Me interesan las diferentes formas de organización de las economías, la articulación entre lo público y lo privado y la relación entre el capital y el trabajo, entre otros temas. Nací en Perú, crecí en Buenos Aires, estudié en Estados Unidos, y vivo en Londres. La pandemia me llevó a descubrir el amor por las plantas y ahora estoy rodeada de ellas.