Inflación, segunda vuelta

Analizamos el otro componente que forma parte del proceso inflacionario. Volvió la deuda. Los indicadores de la semana y algunas cositas más.

Hola, ¿cómo andás? En la última edición de Roll Over charlamos sobre las causas que están por detrás de los frecuentes saltos inflacionarios que mostró la economía argentina en los últimos años. Hoy quiero contarte sobre el otro componente que es parte de todo proceso inflacionario: la “puja” entre los salarios de los trabajadores y la ganancia de las empresas, también conocido como “efecto de segunda vuelta”.

Ya el nombre nos da un indicio de hacia dónde apuntamos. Para entender la diferencia y por qué son necesarios ambos elementos, recapitulemos un poco. La semana pasada vimos que la inflación es el aumento sostenido de los precios. En criollo, esto significa que los precios suben todo el tiempo, y por eso lo que nos importa en realidad es la velocidad a la que lo hacen. Por ejemplo, la semana pasada el INDEC publicó el IPC de junio, que mostró que los precios se incrementaron 2,2% respecto del mes anterior. Al comparar con el IPC de mayo (1,5%), se observa que la inflación se aceleró, es decir, que hubo un aumento en la velocidad.

¿Qué tiene que ver esto con lo anterior? Que los movimientos en el tipo de cambio no alcanzan para explicar todo el proceso. En muchos años se observa que la inflación superó, incluso ampliamente, al aumento del tipo de cambio (o la cantidad de dinero). En 2010, por ejemplo, la inflación fue del 23% mientras que el tipo de cambio solo aumentó 4%.

Nos está faltando algo. Aunque para encontrarlo, hay que buscar en el mismo lugar que vimos la semana pasada: los costos. Las empresas a la hora de fijar los precios de sus productos lo que hacen es agregarle un margen de ganancia al costo unitario. A modo de ejemplo, tomemos un pantalón y digamos que el costo para hacerlo es de $1.000. A partir de eso, la empresa le agrega un margen de ganancia, digamos del 30%, y lo vende a $1.300.

Evidentemente, si los costos aumentan (tal como sucedería si se encarecen los insumos importados por la suba del dólar), la empresa va a querer trasladarlos a los precios, ya que de esa manera mantiene su margen de ganancia. Generalizando esto para todas las empresas de la economía obtenemos el resultado que vimos la semana pasada: una devaluación del tipo de cambio lleva a un salto en el nivel de los precios.

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Pero el proceso no termina ahí. Porque el aumento de los precios se traduce en una caída del poder adquisitivo de los salarios. Con el mismo sueldo, los trabajadores ahora compran menos bienes que antes. A partir de eso, van a pedir un incremento salarial (idealmente en línea con el incremento de los precios, de modo tal que puedan recuperar su poder de compra).

Te habrás dado cuenta de que el proceso tampoco termina ahí. En realidad, no termina nunca. Porque luego del aumento salarial -que para la empresa es un costo directo- volverían a incrementar los precios, con el objetivo de mantener su margen de ganancia. Y así sucesivamente.

De manera esquemática, esto lo podemos ver representado en el gráfico a continuación, donde a través del incremento de los salarios y los precios ambas partes “pujan” por mantener su poder de compra, llevando a un incremento sostenidos de los precios. 

Hay dos cuestiones importantes que es necesario aclarar. En primer lugar, que la puja no es un proceso lineal ni simétrico como el que muestra el gráfico (donde cada parte siempre termina recuperando el poder de compra perdido). Hay momentos donde los trabajadores pueden tener mayor poder de negociación a la hora de pujar, lo que llevaría a mejoras sostenidas de su poder de compra (como por ejemplo sucedió entre 2005-2011), mientras que en momentos donde la economía se encuentra estancada o en franca recesión eso se vuelve mucho más difícil (como entre 2015-2019), haciendo muy probable que se deteriore su poder adquisitivo. Además, esta puja no siempre significa conflicto. Si la economía se encuentra en expansión (“se agranda la torta”), eso permitiría que ambas partes mejoren su poder de compra.

En segundo lugar, para que haya puja primero tiene que haber algo que impulse al alza los precios. De allí lo del efecto de segunda vuelta, que a veces también suele llamarse “mecanismo de propagación”, para distinguirlo de la causa inicial que provocó el aumento de precios.

Pero fíjate que una vez que se desencadena la puja, el problema pasa a estar ahí, en las sucesivas rondas de precios y salarios. Como te decía al principio, el tipo de cambio puede mantenerse estable por cierto tiempo y que la inflación se mantenga en niveles elevados, lo cual sería un doble problema, porque además se estaría observando una apreciación cambiaria que, como vimos, podría derivar en una nueva devaluación.

Por eso es un problema tan difícil de solucionar, que requiere de una precisión quirúrgica para alinear tres variables tan difíciles de “controlar” como son los precios, los salarios y el tipo de cambio.

Indicadores de la semana, en cuarentena

Como ya fue mencionado, unos días atrás el INDEC publicó el IPC de junio, que marcó un incremento de los precios del 2,2% y una aceleración respecto del mes anterior. El principal motivo estuvo en el fuerte aumento que mostró la indumentaria (6,6%), mientras que el dato positivo fue que el rubro Alimentos y Bebidas se incrementó 1,0%, bastante por debajo de la media.

Asimismo, el organismo lanzó una nueva encuesta para entender mejor la dinámica de la actividad en tiempos de COVID-19 (la semana pasada había sido sobre la industria). En líneas generales, muestra que las ventas en supermercados, autoservicios mayoristas y centros de compra se redujeron en este último tiempo (a la inversa de lo sucedido al inicio de la cuarentena). Por otro lado, en todos los rubros se espera un incremento mayor en los precios para julio.

Nuevo round en la negociación de la deuda

Luego de la “última” oferta oficial, realizada dos semanas atrás, el grupo de acreedores Ad Hoc la rechazó formalmente, aunque presentó una nueva contrapropuesta que, por las –mínimas- diferencias que presenta, deja al acuerdo muy cerca de concretarse. Hasta ahora el mayor obstáculo parecía ser la cuestión legal, algo que se disipó ya que la contrapropuesta mantiene (y por ende acepta) los mismos bonos y cláusulas que había ofrecido el gobierno.

Acá lo explican con lujo de detalles (y gráficos). En resumidas cuentas, la oferta del gobierno fue de USD 53 mientras que la contrapropuesta sería de USD 56, que resulta en una diferencia exigua al proyectarlo para el total de vencimientos: USD 1.000 millones para los próximos 10 años (que en términos del PBI actual rondaría el 0,25%).

¿Cómo sigue la novela? A pesar de que el gobierno dijo que era su última oferta, la pelota está nuevamente de su lado. Al comparar la diferencia que debería pagar si acepta la contrapropuesta en relación a los costos económicos que acarrea el default, no hay ninguna duda que la balanza se inclina por la primera opción.

La alternativa sería que se mantenga firme en su propuesta y esperar a que el grupo Ad Hoc la termine aceptando, con el riesgo de que eso no suceda y se caiga el acuerdo. De nuevo, al comparar riesgos y costos, la diferencia entre las posturas no amerita el riesgo. El único elemento que podría evitar que el gobierno acepte es que sería una “derrota” en el plano simbólico.

Ahora bien, ¿esto realmente es así? Si uno observa la dinámica de toda la negociación desde el punto de vista de los acreedores, lo que se desprende es que sistemáticamente fueron cediendo con sus contrapropuestas, hasta llegar al valor actual donde la diferencia con el gobierno es prácticamente nula. Veremos qué sucede, hay tiempo hasta el 4 de agosto.

¿Más economía?

Desde hoy y hasta el domingo, el instituto Rethinking Economics organizó un congreso virtual y gratuito con diversos paneles y expositores. Acá se encuentra todo el cronograma (ojo que la diferencia horaria es de 4 hs.). En particular recomiendo el panel de mañana a las 13 hs (GMT-3, Argentina) sobre economía de género y la conferencia del sábado a las 11 am del Stephen Marglin sobre el keynesianismo.

Para quienes están muy pero muy interesados en la economía, el Banco Central de Chile organizó un taller gratuito que dura 3 días (del 27 al 29) sobre modelos neo-keynesianos con agentes heterogéneos (HANK). Se inscriben acá (hay tiempo hasta mañana).

En materia de podcasts, les recomiendo este episodio de “Recalculando”, que analiza cómo se vieron afectadas las políticas públicas en materia de vivienda, ciencia y tecnología, con un elenco de lujo.

Hasta acá llegamos por hoy. Ojalá que algo de todo esto te haya servido para que ahora entiendas un poco más de esta cosa tan difícil que parece la economía argentina. Si no aguantás hasta la semana que viene, la seguimos acá.

Espero tu respuesta. Te mando un abrazo grande.

Juanma

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Me dedico a estudiar la macroeconomía argentina, algo que en este país debe ser similar a tener un doctorado en física molecular. Soy magister en Desarrollo Económico en la UNSAM y estoy haciendo el Doctorado homónimo en la UNQUI. Padre de gemelas y docente universitario.