IDEA, los consensos y el muro de la desconfianza

El 56° Coloquio estuvo atravesado por conceptos como seguridad jurídica, instituciones, reformas y pobreza. Si bien sobrevoló el recelo hacia el Gobierno, desde la organización enviaron gestos con la elección de los expositores y moderadores.

Hay palabras y frases que se repiten, cada año, en el Coloquio IDEA. Consensos. Seguridad jurídica. Reglas claras. Instituciones. Otras que aparecen con mayor o menor énfasis, según los tiempos y los interlocutores, pero que también están en el brochure: reforma laboral o impositiva. En los últimos años se sumó, también, una preocupación por los altos y crecientes niveles de pobreza.

Es la cosmovisión, podría decirse, de los altos ejecutivos de empresas nacionales y multis que conforman esta organización empresaria, con muchos gerentes y directores con vocación de influir en la agenda pública.

La desconfianza hacia el gobierno de Alberto Fernández sobrevoló la 56° edición de este evento, que suele desarrollarse en el Sheraton de Mar del Plata pero que esta vez fue virtual, mediante una plataforma de streaming. Ese recelo no es nuevo, pero se volvió más crudo en tiempos de pandemia y una crisis sin precedentes.

El Coloquio IDEA mutó hacia un discurso antikirchnerista con el correr de los años, sobre todo desde 2005, cuando Néstor Kirchner enfrentó a Alfredo Coto, “yo te conozco”, y los altos funcionarios dejaron de asistir por una década al evento. El inicio de ese enfrentamiento parece, quince años más tarde, irrisorio: el supermercadista había estimado que la inflación de 2006 sería del ¡12 por ciento anual! y motivó que el expresidente acusara a los empresarios de cartelizarse para subir los precios.

El macrismo ocupó ese espacio vacío, sus pasillos y cafés de rosca, las exposiciones. La sintonía entre IDEA y el espacio político que se iba consolidando fue casi natural. En octubre de 2015, cuando Daniel Scioli aventajaba a Mauricio Macri en todas las encuestas previas a la elección presidencial, el líder de la coalición Cambiemos ganó el “aplausómetro” del salón de ejecutivos. El idilio se solidificó en los primeros dos años de la presidencia de Mauricio Macri y resistió a la corrida cambiaria y a la profunda crisis que sobrevino después. Incluso en 2019, a pocos días de las elecciones generales, ejecutivos de primera línea sacaban cuentas para aventurar que el expresidente podía alcanzar el balotaje.

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El 56° Coloquio IDEA finalizó este viernes y navegó por esas mismas aguas. con dos particularidades. La primera: el coronavirus y la crisis global más profunda que se recuerde. La segunda, la modalidad virtual, que permitió tener, en tiempo real, en un muro como el de las transmisiones en vivo de YouTube o Instagram, las impresiones de los ejecutivos sobre las exposiciones de funcionarios, exfuncionarios, académicos y líderes empresariales y sociales.

Ese muro reemplazó los aplausos y/o murmullos de salón y a los off de los pasillos por frases y diálogos con nombre y apellido a la vista de todos, algo que sería impensado en la arena pública física. Y hubo algunas críticas contra el presidente Alberto Fernández y con los ministros de Relaciones Exteriores y Economía, Felipe Solá y Martín Guzmán. Celebró, en cambio, a la excanciller Susana Malcorra, al exministro de Producción Dante Sica, al exministro de Hacienda Hernán Lacunza -el hombre que capitaneó la economía entre las PASO de 2019 y el 10 de diciembre, reimplantó el cepo cambiario y reperfiló la deuda en pesos- y al jefe de Gobierno porteño Horacio Rodríguez Larreta.

Qué país queremos ser

El leit motiv del 56° Coloquio fue esa frase, más un anhelo que una exigencia. Los eventos se construyen a partir de estos postulados. Los presenciales tienen, además, bandas sonoras. En 2016, el tema elegido fue Color Esperanza, de Diego Torres. En 2018, los ejecutivos que cerraban el evento con Macri en el escenario lo invitaron a pararse para gritar el mandamiento de ese año de corrida cambiaria y regreso al FMI: “Cambio cultural, soy yo y es ahora”.

En el discurso inaugural, el presidente del Coloquio, Roberto Alexander (gerente general de IBM) hizo el manifiesto del país que anhelan los ejecutivos de IDEA. “No quiero una Argentina cancelada. El país que queremos ser necesita abrir posibilidades, tener calidad institucional, justicia eficiente e independiente, competitividad, integración social y una mejora educativa realmente federal, para que el lugar en donde nos toque nacer, no determine nuestro presente y sobre todo, nuestro futuro”, dijo.

La idea de un país al borde de ser cancelado atravesó los tres días del evento y pareció un mensaje al Gobierno. Se plasmó en la habitual encuesta de expectativas de ejecutivos que elabora cada año la consultora D’Alessio IROL. Los números para evaluar el semestre actual fueron los peores de la serie y las previsiones para lo que viene no son auspiciosas: el 68% espera que la economía siga empeorando y la mayoría de los consultados estimó una baja en las inversiones y el empleo.

Ese sentimiento negativo merodeó también en el panel Justicia y República. Delia Ferreira Rubio, presidenta de Transparencia Internacional, advirtió sobre “una concentración de poder en el Poder Ejecutivo” y un “avasallamiento del Congreso en algunos casos”.

Estos problemas de fondo están atravesados por la coyuntura más urgente. El CEO de un importante banco de capitales nacionales advirtió que la brecha cambiaria puede paralizar inversiones y reclamó un plan concreto para reducir el déficit fiscal y la emisión monetaria. “En la cuestión cambiaria hay un tema de confianza”, dijo a Cenital. “El empresariado reclama un plan con cosas concretas. Puedo tener una brecha, tipos de cambios diferentes, cepos, la pregunta es hasta cuándo. Cuándo el déficit va a ir cayendo, cuánto se va a emitir. Esas respuestas todavía faltan. Esperamos que, a partir del acuerdo con el FMI, esa respuesta aparezca”, continuó.

“En los últimos cincuenta años hubo faltante de dólares”, dijo el directivo de una automotriz. “La confianza es lo que genera la brecha y hay que trabajar; hoy genera distorsiones. Hay que trabajar para hacerla desaparecer corrigiendo las dos puntas de manera adecuada”, sostuvo.

Locales y visitantes

La desconfianza de los ejecutivos hacia el Gobierno se notó de entrada y mutó en algunos casos a hostilidad. Cuando Alberto Fernández expuso desde la Quinta de Olivos y los ejecutivos activaron el muro de respuestas.

Fernández criticó la herencia recibida, defendió la reforma judicial y remarcó que el suyo no es un gobierno antiempresario. “A veces escucho decir que este es un gobierno al que no le importan los empresarios, pero lo único que sé es que llevamos adelante el ATP y que por esa vía llegamos a más de 236.000 empresas”, enfatizó.

Héctor Alfredo Poli, directivo de Pluspetrol y miembro de una de las familias más acaudaladas de la Argentina, escribió en el muro: “El Presidente dice cosas que Cristina contradice. El problema de desconfianza es que él no se planta frente a Cristina Fernández. Parece que manda ella. Por eso no le puedo creer”.

Dos días más tarde, el jefe de Gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta, tuvo su momento para remarcar: “Es muy importante el valor de mantener unida a la oposición, es una responsabilidad que la estamos llevando adelante. Hoy esa unidad está fuera de toda discusión. Incluso después del resultado electoral del año pasado nos mantuvimos, nos mantenemos y nos mantendremos unidos. Yo siempre voy a trabajar en eso, incluso en la ampliación del espacio, en todo el país”, remarcó. Algunos en el muro le subieron el pulgar, mientras Macri daba la primera serie de entrevistas a medios argentinos desde que dejó la Presidencia y repartía culpas entre aliados y opositores.

“América Latina está muy dividida y se dejó de lado una agenda de comercio, el actuar como bloque hacia afuera. Y la única razón que divide a los países es qué piensan de un país, de Venezuela”, dijo Solá en el muro. Inmediatamente antes, Malcorra había lamentado el momento actual del bloque común. “El problema no es que tenemos mucho Mercosur, sino que ha quedado a mitad de camino. No se ha dado una institucionalidad en sus estados miembros que se preserve de los cambios de gobiernos”, consideró. No parecía un River Boca, pero la comparación llegó al muro de ejecutivos: algunos empresarios valoraron a Malcorra como una gran dirigente y otros denostaron a quien hoy ocupa el Palacio de San Martín.

La grieta tuvo su corolario el viernes, cuando Martín Guzmán fue entrevistado luego de las exposiciones de Hernán Lacunza y el expresidente del Banco Central, Martín Redrado.

“El gobierno tiene un problema de diagnóstico con un plan económico inconsistente. No sirven medidas aisladas. No podemos gastar más de lo que podemos financiar. Lo que no haga la política por las buenas, lo hará el sistema cambiario por las malas”, dijo Lacunza, y fue de los exfuncionarios más elogiados. “Qué pena que Lacunza y Sica hayan asumido roles protagónicos tan tarde en el gobierno anterior”, se lamentó Juan Sebastián Martínez, expresidente de IDEA Pyme.

Guzmán recordó: “Estamos haciendo una administración de una emergencia económica que se ha profundizado en el contexto de la pandemia”. Y enfatizó: “Hay progreso sólido en temas fundamentales para ordenar la economía”. También sostuvo que la brecha cambiaria afecta, pero que el Índice de Precios al Consumidor sigue moviéndose de acuerdo con el dólar oficial y que el Gobierno no piensa en devaluar.

“¿Guzmán sigue viviendo en USA?”, preguntó, en el muro virtual, el abogado Ricardo Beller, socio del estudio Marvar O’Farrell Mairal, mientras hablaba el ministro. Las quejas iban in crescendo, hasta que intercedió uno de los directivos de IDEA, Javier Goñi. “El debate democratico es así. Muy importante escucharnos para construir consensos”, escribió, y los ánimos se aplacaron.

Acuerdos básicos

La crisis global y los efectos del coronavirus en la economía tuvieron más espacio en los paneles internacionales. La participación de la expresidenta de Chile Michelle Bachelet, actual alta comisionada de Derechos Humanos de la ONU, fue celebrada.

“Hoy es más difícil que nunca gobernar, porque las situaciones complejas son muchas, el mundo está extremadamente polarizado, está el crecimiento del populismo, el nacionalismo, la xenofobia, hay desafíos globales y sin embargo hay líderes importantes tratando de menoscabar el multilateralismo”, dijo Bachelet. Admitió que “no siempre hay consensos” y recordó dos enfrentamientos importantes que tuvo como mandataria con empresarios: cuando avanzó en la rotulación de alimentos poco saludables y cuando fijó zonas marítimas protegidas para preservar el medio ambiente, a pesar del rechazo del sector pesquero.

Pero propuso buscar acuerdos básicos y perdurables en el tiempo: “Los tiempos de la política son electorales y los tiempos de los que estoy hablando son estratégicos. Uno tiene que tener claro eso. Un líder debe ser capaz de mirar en el largo plazo”, dijo.

También los gobernadores Omar Perotti (Santa Fe), Sergio Uñac (San Juan) y Gustavo Valdés (Corrientes) promovieron la búsqueda de consensos, como rasgo elemental para superar la desconfianza entre el sector privado y el público.

“La confianza se puede recuperar con el respeto a las instituciones, que debe partir desde los dirigentes políticos, pero hay corresponsabilidad en toda la sociedad. Con una necesaria alianza público-privada, haciendo de la seguridad jurídica un hecho transversal y con el cumplimiento estricto de la palabra”, dijo Uñac. “Hay que lograr que tengamos una justicia fuerte, independiente, eso es clave”, agregó Valdés.

The song remains the same

Como el disco de Led Zeppelin, los reclamos de los ejecutivos de IDEA permanecen en el tiempo. Las desconfianzas con las distintas versiones del peronismo se renuevan.

Roberto Murchison, el presidente de IDEA, listó esos anhelos en el discurso de cierre: desde el regreso de los chicos a clases hasta la necesidad de diálogo y de reducir la carga impositiva, con 166 impuestos que hoy paga el sector privado para solventar el gasto público.

“Queremos que la agenda sea cómo sacar al 56% de los jóvenes que viven en la pobreza. Que, a la hora de legislar, se consulte a todos los jugadores de la cancha (…). Queremos que todos nos demos cuenta de que la Argentina se ha vuelto un edificio donde las expensas son más altas que los alquileres, que esta carga impositiva ha pasado a ser un freno al crecimiento”, enumeró Murchison. ¿Será suficiente esa agenda pro mercado que proponen los empresarios para el mundo pos Covid-19? Bachelet tiene otra mirada: “El objetivo no debiera ser volver al mundo que teníamos al inicio de la pandemia, porque la pandemia dejó al desnudo profundas desigualdades”. Y agregó: “Tenemos que generar una economía más inclusiva donde la prosperidad pueda ser compartida, más verde”

Periodista especializado en Economía. Pasé por La Nación, Bae, El Cronista y TN. Columnista en Mejor País, en Radio Con Vos.