Éxito sanitario y crisis económica en la previa del coronafault

El gobierno busca naufragar en la cuarentena mientras piensa los siguientes pasos.

Hola, ¿cómo estás? Espero que bien. A esta altura de la soirée ya sabemos que, infelizmente, el populismo no es peor que el coronavirus. Me había entusiasmado en un primer momento. Dediquémosle esta entrega a Fito y Pam que acaban de tener a Manu, el primer pandemial que querremos y cuidaremos ️.

Cuarentenials

En estos últimos días el Gobierno atraviesa una dificultad que, en parte, es producto del propio éxito de la cuarentena: la sociedad empieza a percibir al coronavirus como algo lejano y las preocupaciones por la economía empiezan a empatarle a los temores sanitarios. Esto detectó, entre otras cosas, una encuesta que encargó la gestión de Axel Kicillof. Al ser consultados, sólo el 10% de los bonaerenses respondió haber escuchado sobre alguien que tuvo COVID-19. El aislamiento social y obligatorio, que sirvió para ganar tiempo y fortalecer el sistema de salud, empieza a encontrar su límite en el peor momento: la llegada del invierno. Entonces, ¿el éxito fundado excluyentemente en el encierro masivo tiene puerta de salida? Argentina se hizo fuerte en su debilidad: al saberse no preparada, se anticipó. No posterga la pelea: la evita. En agosto no tendremos el sistema sanitario español, ¿por qué entonces se relajaría y encima cuando empieza el frío?

Los especialistas ya le advirtieron a la Casa Rosada que volverse laxos cuando aparezcan las bajas temperaturas es un riesgo que puede dinamitar lo hecho hasta el momento, pero también escucharon por parte de algunos funcionarios que el límite de la parálisis de la actividad empieza a otear en el horizonte. Lo que no contemplan, tal vez, es que el casi seguro contagio que originará el tránsito social y el correspondiente colapso del sistema sanitario puede empiojar la convivencia social igual o más que la falta de trabajo. “Si levantamos, el quilombo lo vamos a tener en las puertas de los sanatorios con los familiares de los infectados que no vamos a poder atender”, reflexionó un cuarentenista ante #OffTheRecord.

Si bien sólo el 3% de las camas de terapia intensiva de la PBA están ocupadas, quienes más insisten en endurecer la cuarentena son los intendentes del Gran Buenos Aires. Entre ellos, naturalmente, los opositores: “Primero los que tenemos responsabilidades de gestión, después el resto”. El fastidio, a viva voz, tiene un destinatario: el sector de Juntos por el Cambio que empezó a empujar el regreso a la actividad producto, entre otras cosas, de la pérdida de agenda.

En ese grupo se encuentran el ex Presidente Mauricio Macri, la ex ministra Patricia Bullrich y el ex candidato a vicepresidente Miguel Ángel Pichetto. “Todos ex”, chicanea el mismo intendente. La mención es clara; los jeques de JxC pueden demandar que empiece a transitarse el camino a la reactivación porque no gobiernan. Horacio Rodríguez Larreta, Gerardo Morales, Néstor Grindetti o Jorge Macri, por mencionar algunos, no. “No quieren abrir nada, algunos vuelven a épocas preconstituyentes cerrando todo. Al menos Negri se dio cuenta de que había que empezar a empujar”, se lamentaba anoche uno de los aperturistas que estuvieron presentes en el Zoom con Macri.

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El propio equipo del jefe de Gobierno porteño está trabajando con el de Alberto Fernández en lo que será la salida de la cuarentena. Una de las opciones podría ser, por ejemplo, liberar el comercio, pero obligar a que haya una determinada cantidad de personas por metro cuadrado del local, además de la obligatoria protección de nariz y boca de quienes atiendan. En un primer momento todas las autoridades dijeron que los barbijos no servían para que no haya desabastecimiento para el personal de salud y tiempo después encontraron la salida de los tapanarizyboca. Una sugerencia desinteresada: díganle a la gente que se cubra también los ojos. Pueden ser, inclusive, lentes sin aumento. Los hipsters siguen de moda.

Impasse

Hoy está pasando algo que viola los principios de la naturaleza. Que enloquece a algunos y otros no detectan, pero en lo que (casi) nadie repara: la política está decidiendo suspender el mercado y recuperando resortes que se le habían secuestrado. ¿Es excepción o nueva normalidad? Nadie sabe, claro. Es decir, desde algunos sectores se quiso imponer que “salud para ricos” y “economía para pobres”, pero son los primeros los más inquietos por estas decisiones estatales que amplían “peligrosamente” el campo de intervención. Si uno analiza, las salidas de las últimas pandemias muestran que el Estado crece y el mercado se achica con lo cual el miedo podría tener razón de ser. Se combinan en la sociedad sed de autoridad política y de protección pública. Los mercados miran y atacan preventivamente. Lo están viendo estratégicamente. ¿Y las muertes? “Vivimos en un mundo difícil”, supo responder Pichetto.

La pregunta, pues, no es por las raíces del 80% de imagen positiva del Presidente; la pregunta y –la pelea preventiva– es, entonces, por el uso de ese capital político “agravado”. Cacerolean y le esterilizan algún ministro o iniciativa como ataque preventivo, pero al mismo tiempo nadie firma esas cacerolas que lesionan las bases de este nuevo consenso social y político que con mucha probabilidad sea un recreo. ¿O se convertirá en un nuevo consenso ideológico? ¿La política se está alzando contra el posibilismo fiscal y monetarista? ¿Quién dice ahora “eso no se puede”? No estoy jugando; me surgen preguntas, porque respuestas no tengo ninguna.

¿Entonces?

Entonces la economía; donde el gobierno –y los argentinos– tiene un quilombo de órdago. Además de achatar la curva de contagios hay que achatar la de quiebras. Y acá el oficialismo no le logra ponerle el cascabel al gato. Si bien es cierto que hubo una serie de medidas destinadas a Pymes, lograr aplicar para alguna de ellas se transformó en el mito de Sísifo y su piedra para muchos pequeños y medianos empresarios.

Hace dos semanas, la Casa Rosada anunció 350 mil millones de pesos para este sector. Quince días después los bancos dieron 30 con el argumento de que el Estado no les da ninguna garantía de pago y ellos se deben a sus accionistas privados. Las entidades financieras le están rebotando carpetas a grandes automotrices, no sólo a zapaterías de Berazategui.

Para entender puede servir un ejemplo. El ministro de Economía, Martín Guzmán, plantea con mucho criterio que en la renegociación de la deuda con los acreedores privados y el FMI no le corran los intereses durante el período de gracia. Sin embargo, en la misma gestión, el BCRA permite que los bancos tengan la plata ociosa y apliquen un CFT de 70%. Para mantener el capital político del que goza hasta el momento, el Presidente deberá exigirle a sus funcionarios que atiendan con premura estas distorsiones.

Recta final

Hacia el fin de esta semana, el gobierno argentino presentará la oferta a los acreedores privados. La voluntad de llegar a un acuerdo se enmarca dentro de los postulados del ministro Guzmán y de lo que fueron las últimas directrices del FMI de hacer sostenible la deuda. Como venimos insistiendo desde hace meses, en el oficialismo repiten que “un mal acuerdo es peor que el default”. Entienden que ese “mal acuerdo” sería dejar a la Argentina en una situación de insostenibilidad y que eso redunde en otra reestructuración muy costosa de la que el país no pueda recuperarse.

Según fuentes de la negociación, la oferta Argentina tendría un valor presente neto –que no es otra cosa que el precio descontado a una tasa de interés– de 38 mientras que los bonistas reclaman 54. Si bien en ese gap podría haber margen para negociar, otra de las diferencias entre nuestro país y los acreedores privados sería esa tasa de salida, el exit yield. Mientras que la propuesta oficial rondaría los 6 puntos, el mercado asegura que se lo descuentan a 10–12. “Son versiones, nadie trajo un papel firmado con esas propuestas así que hay que esperar”, comentaba ayer con #OffTheRecord alguien que conoce los detalles del proceso.

La diferencia con otras renegociaciones es que esta vez el FMI está en el mismo carril que nuestro país. Sin ir más lejos, en el último paper técnico del organismo no hay referencia a valor presente neto pero sí a cuánto flujo puede Argentina consagrar a pagar deuda sin que eso implique un colapso de su economía. Uno de los escenarios posibles es que cuando culmine el período de gracia –los 30 días posteriores a la presentación de la oferta–, se pueda volver a evaluar una próxima etapa con otra oferta. A esta altura, claro, en default. Como venimos planteando en este espacio desde hace meses.

Hasta ayer en Casa Rosada evaluaban cuál sería la mejor forma de presentar la propuesta el jueves o viernes de esta semana y una de las opciones era darle “mucho volumen político”. Por este motivo no habría que descartar la presencia de empresarios y dirigentes de todo el arco, entre ellos gobernadores del oficialismo y la oposición.

Bonus track

  • Una respuesta de Jorge Macri anoche en el programa Animales Sueltos puede servir para marcar en qué estadío se encuentran las diferencia entre los gestores y los átomos libres de Juntos por el Cambio.

Javier Calvo: Ayer Macri hizo una reunión vía call conference con las autoridades del PRO.
Luis Novaresio: Sí, no estuvo Vidal ahí, ¿no?
Romina Manguel: Se sentía mal Vidal.
Jorge Macri: Yo tampoco.
Luis Novaresio: ¿Por qué? ¿No te llamaron, también te sentías mal?
Jorge Macri: No. Tenía trabajo.

Véalo usted mismo.

  • 100 millones de pesos de patrimonio, 14.450 personas alcanzadas –el 1.5% del quienes pagan bienes personales en la Argentina– a una tasa entre el 1 y 1,25 por única vez. Una recaudación estimada entre 700 y 1000 millones de dólares. Algunos de los datos del impuesto a la riqueza que prepara el FDT. “Si alguien de los alcanzados tiene una propuesta mejor, estamos completamente abiertos a escucharla”, le dijeron a #OffTheRecord desde el oficialismo. Se estudia también un mecanismo legal para que el impuesto no se empantane en los tribunales. Alguna pista dio CFK yendo a la Corte a pedir una acción directa para que se habiliten las sesiones digitales.
  • Durante las últimas 48 horas, los diarios de mayor tirada cuestionaron a través de un informe las cifras que dio Alberto Fernández sobre nuestro país en relación a Chile. Al autor –Pablo Eguiguren– lo presentan como “ingeniero comercial” y “exjefe de gabinete del ministerio de Economía” que “ha alcanzado notoriedad a través de Twitter”. Sin detenernos en su trabajo, la info completa: Eguiguren fue destituido por romper un acuerdo de confidencialidad y filtrar información falsa a El Mercurio.

La recomendación de hoy es Diplomacia, de Henry Kissinger.

Ojalá hayas disfrutado de este correo tanto como yo. Estoy muy agradecido por tu amistad que, aunque sea espectral, para mí no tiene precio.

Iván

Es director de un medio que pensó para leer a los periodistas que escriben en él. Sus momentos preferidos son los cierres de listas, el día de las elecciones y las finales en Madrid. Además de River, podría tener un tatuaje de Messi y el Indio, pero no le gustan los tatuajes. Le hubiera encantado ser diplomático. Los de Internacionales dicen que es un conservador popular.