Ese nuevo orden mundial no se va a desnudar solo

Bolsonaro pone en peligro la relación de Brasil con China. Boris Johnson se sumerge en un escándalo político.

¡Buen día!

Este no es un newsletter de teorías conspirativas. Solo quiero señalar dos hechos que algún observador despistado podría catalogar como aislados. El jueves dedicamos buena parte del correo a la batalla tecnológica entre las dos superpotencias. El lunes, en la marcha anticuarentena en Plaza de Mayo, una nueva demanda se anexó a las de la vida y la libertad: el rechazo a las redes 5G. 

Tenemos que entender dos cosas. Lo primero ya resulta evidente y es que los antivacunas y derivados leen Mundo Propio; el lunes lo descubrimos. Lo segundo es que este newsletter ha pasado a ser una trinchera, quizás uno de los últimos bastiones de la democracia liberal. Ahora empecemos con el correo de hoy. Ese nuevo orden mundial no se va a desnudar solo. 

BRASIL: UN EFECTO COLATERAL DEL VIDEO DE LA DISCORDIA 

La semana pasada el Tribunal Supremo Federal (STF) de Brasil hizo público el video de una reunión ministerial de fines de abril, donde Bolsonaro admite haber intentado intervenir en la Policía Federal para proteger a su familia y amigos. “No voy a esperar a que los jodan”, dice. En la grabación, el Presidente aparece completamente sacado, insultando a gobernadores y al Congreso, a quienes sugiere enfrentar armando a la población. Podés encontrar una transcripción completa del vídeo difundido acá

Hoy quiero que nos enfoquemos en un aspecto puntual del video: el material difundido promete agudizar seriamente la tensión con China, al alza desde el inicio de la pandemia. El frente puede incluso empeorar en las próximas semanas: hay una parte del video que el Tribunal decidió no difundir por poner en riesgo la “seguridad nacional”, donde hay más artillería contra China. Según Folha, tanto el ministro de Economía Paulo Guedes como los militares temen que ese material se filtre y derive en una crisis diplomática. Beijing es el principal socio comercial de Brasil.

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Estos son algunos puntos destacados del vídeo difundido:

  • En un pasaje donde se habla sobre servicios de información extranjeros, con pasajes borrados, Bolsonaro asegura que hay “algunos ministerios” infiltrados. Justo después dice: “Así que no queremos pelear… ¿Los necesitamos para vender? Sí. Ellos también nos necesitan. Porque si no nos necesitaran, no nos comprarían soja”. 
  • “China es como estos tipos que no te aguantás pero con los que tenés que hablar”, dijo Guedes, el ministro de Economía. 
  • El canciller Ernesto Araujo aseguró que Brasil podía ser uno de los pocos países que se sienten en la mesa de quienes definan un “nuevo orden mundial” (sic). El destino sería una alternativa a la actual globalización, “que hoy tiene en el centro a un país no democrático, que no respeta los derechos humanos”. Se refería a China.
  • Walter Braga Netto, el jefe de gabinete, sugirió que China “debería” financiar un Plan Marshall. Antes de la cita hay un pasaje borrado, en el cual podría haber alusión al coronavirus.  

China por ahora respondió con un comunicado en el cual enfatiza la sociedad estratégica entre ambos países y recuerda su condición de principal socio comercial.

No es el primer incidente desde el inicio de la pandemia:

  • En marzo, Eduardo Bolsonaro, el hijo del Presidente, afirmó en tuiter que China “tiene la culpa” ante la pandemia. La calificó como una “dictadura” y comparó el incidente con el de Chernóbil. 
  • En un movimiento inusual, la embajada china en Brasilia respondió al mismo tweet repudiando los dichos, adjudicando un “virus mental” al hijo del Presidente.
  • Dos semanas más tarde, el ministro de Educación de Brasil subió la apuesta mofándose del acento chino: “Quien podLá saliL foLtalecido, en téLminos Lelativos d esta cLisis mundia” (sic), escribió. “¿Quiénes son los aliados en BLasil del plan infalible del Cebollina paLa dominaL el mundo?”.
  • La Embajada china denunció el comentario como “racista” e instó a que “algunas personas en Brasil corrijan inmediatamente sus errores y acusaciones infundadas contra China”.
  • Hace unas semanas, la Embajada mandó una carta al Congreso brasileño solicitandoles a los parlamentarios que no se manifiesten acerca de la reelección de la presidenta de Taiwán, a quien China considera como parte de su territorio. Eduardo Bolsonaro, en modo troll, adjuntó la carta en un tweet en el que felicita a la presidenta por la reelección y el manejo de la pandemia. 

Para entender a dónde puede llevar esta tensión hablé con Oliver Stuenkel, profesor de la Fundación Getulio Vargas, de San Pablo. 

“Hoy el gobierno está haciendo todo lo que puede para mantener y movilizar a su base”, me explicó. “La política exterior es simplemente una herramienta más para conseguirlo, y atacar a China funciona muy bien con su núcleo, lo moviliza. Bolsonaro y sus hijos ya han demostrado que no tienen miedo de hacerlo”. 

Para Oliver, la relación entre China y Brasil va a dañarse con estos últimos embates del bolsonarismo; la pregunta es cuánto. “No descarto la posibilidad de un cambio estructural en la relación con China. Ya no se puede decir que no va a pasar”, me dijo. 

Beijing, por su parte, ya no confía en los interlocutores dentro del gobierno, que supieron preservar la relación de los ataques iniciales, cuando Bolsonaro asumió el poder; estos eran principalmente el vicepresidente Mourao y Tereza Cristina, la ministra de Agricultura, que buscaba proteger las exportaciones de productos primarios. “Ambos prometieron tener el poder para frenar estos ataques, que no se iban a repetir más. Se demostraron incapaces”. 

Otra realidad opera a favor del distanciamiento: Beijing se está mostrando cada vez más agresivo con quienes lo cuestionan en el plano internacional, comprometiendo el vínculo comercial. Australia, por ejemplo, pidió por una investigación sobre el origen del virus y se encontró con amenazas de boicot a sus exportaciones de productos primarios, vitales para su economía. Hay similitudes con el caso brasileño: ambos tienen proyección regional, se muestran alineados a Estados Unidos y dependen de las compras de China a sus productos primarios. 

Se trata de un giro en la política exterior china, con más lugar para la “diplomacia coercitiva”, donde los aranceles y otras amenazas ganan protagonismo en los vínculos bilaterales en un contexto global signado por la disputa con Estados Unidos. Las embajadas empiezan a tener más autonomía para responder en los escenarios domésticos, en muchos casos actuando de manera desproporcionada, como el hecho de adjudicarle al hijo de Bolsonaro un “virus mental”, que no por cierto deja de ser un exceso. 

El Global Times, periódico del Partido Comunista chino, admitía el giro en una publicación reciente. “Los días en que China podía ser puesta en una posición sumisa han quedado atrás”. China, afirma el editorial, ya no está “satisfecha con un tono diplomático flácido”. 

Dada la magnitud de Brasil y su posición regional resulta improbable que no haya una respuesta de Beijing. “No van a querer que Brasil sea un ejemplo de que se puede criticar a China sin que pase nada”, apunta Oliver. China, no obstante, sabe que debe mantener cierto equilibrio y que una respuesta desproporcionada puede tener costos: alienar a Brasil en momentos donde este discute la construcción de la red 5G, por ejemplo, puede alterar su estrategia de expansión tecnológica en la región. Otras alianzas multilaterales como BRICS también pueden pesar. Pero, en definitiva, la asimetría juega en favor de China: sabe que es Brasil quien más necesita de ese vínculo y que Estados Unidos –competidor del país latinoamericano en mercados como el de soja– no puede reemplazarla. “Brasil es importante pero no imprescindible”, resume Oliver. 

Hay dos cosas que me parecen importantes para remarcar. 

  1. No es únicamente el vínculo con China el que Bolsonaro está debilitando. La posición diplomática de Brasil en todo el mundo va a sufrir a corto y mediano plazo, una tendencia que se ha profundizado con la pandemia. Bolsonaro está consumiendo el prestigio de la política exterior brasileña en tiempo récord. Y ese golpe va a durar. 
  2. Es importante que los gobiernos de la región empiecen a registrar el endurecimiento diplomático de Beijing. Se enmarca en el achicamiento de autonomía que discutimos la semana pasada, y en lo que Juan Gabriel Tokatlian rotula como la “doble dependencia” entre ambas potencias. 

Esto es lo que tenés que saber sobre lo que está pasando dentro del país

  • El Procurador General ya tiene material para imputar a Bolsonaro por delitos como obstrucción de la justicia o abuso de autoridad, pero sigue buscando pruebas dentro de la Policía Federal. Una acusación formal podría llegar pronto. 
  • Si esto avanza, y al tratarse de un crimen común, la cámara de Diputados debe reunir dos tercios para que el proceso avance al Tribunal Supremo, que puede decidir investigar a Bolsonaro mientras es suspendido del cargo. El Presidente mientras se ocupa de negociar con el conjunto de partidos conocido como Centrao, que por ahora lo salvaría. 
  • Otros factores operan a favor de la permanencia de Bolsonaro: sigue teniendo un apoyo popular cercano al 30% (Temer se salvó de tal suspensión con menos del 3%); la oposición se encuentra dividida; los militares siguen a su lado; y el aislamiento está deteniendo tanto las manifestaciones como la rosca para romper su base de apoyo parlamentario. Su partido está lejos de haber terminado. 
  • El país sigue registrando picos de 1.000 muertes y 20.000 casos nuevos por día. Es el segundo país más afectado a nivel mundial. 

REINO UNIDO: LA SOMBRA DE BORIS JOHNSON DESATA UN TERREMOTO POLÍTICO

Quizás algo tocaste de oído, pero todo Reino Unido está hablando de Dominic Cummings, el principal asesor de gobierno de Boris Johnson y el estratega detrás de la campaña del Brexit en 2016. Una investigación conjunta entre The Guardian y Daily Mail reveló que Cummings rompió la cuarentena en marzo para llevar a su hijo a la casa de sus abuelos, un viaje de 400km junto a su esposa, que tenía síntomas de coronavirus. Hay testigos que dicen haber visto a Cummings deambulando por uno de los pueblos de la zona, en otra violación de la cuarentena. 

Todo el arco político –incluyendo una decena de diputados oficialistas– pidió por la salida de Cummings, quien se negó. Boris Johnson decidió protegerlo, y hasta lo justificó diciendo que es lo que cualquier padre hubiera hecho. Las consecuencias fueron significativas: un ministro renunció en señal de protesta, Johnson perdió el 20% de su popularidad en 4 días y ahora se encuentra en la mayor crisis política desde su llegada al poder. En el medio, una pandemia que ha dejado a Reino Unido con la mayor cantidad de muertes en todo Europa.

¿Quién es Dominic Cummings?

Si todavía no viste Brexit, la producción de HBO que cuenta la campaña del referéndum de 2016, te recomiendo que lo hagas. Allí, Benedict Cumberbatch (¡qué hombre!) interpreta a Dominic Cummings, señalado como el “hombre detrás del Brexit”. La película cuenta cómo las tácticas de este flaquito calvo de perfil bajo, una combinación de Big Data con discursos simples, directos y emocionales (“Take Back Control”), fueron centrales para la victoria en el referéndum. En el film, Boris Johnson aparece como un mero títere rústico, una herramienta de melena rubia que Cummings manipula para liderar la victoria. Nada de esto es tan así, pero la película es muy buena y cuenta algunas cosas que además de ser ciertas ayudan a explicar el revuelo de esta historia. 

Volvamos a la realidad. Cummings, hombre culto y de una filosofía peculiar, combina un pensamiento marcadamente antielitista –es un crítico feroz de la burguesía londinense, la BBC, la burocracia de Westminster y los estudios de Humanidades– con uno hipercientificista, que concibe a las ciencias duras como una herramienta tanto para la revolución antiestablishment como el desarrollo futuro del país. De hecho, en su puesto en el gobierno, donde funciona como un jefe de gabinete, Cummings se propuso hacer del Estado “un comando central como la NASA” y es el encargado de liderar la estrategia para armonizar el interior del país con los centros urbanos en un futuro post-Brexit, entre otros proyectos. Según su concepción, salir de la Unión Europea era condición necesaria para hacer de Reino Unido una potencia científica y tecnológica. Hasta ahora sus victorias fueron más electorales –es el arquitecto de la mayoría parlamentaria más robusta en décadas– que ejecutivas. 

¿Por qué es importante el escándalo?

Ya es bastante perjudicial la noticia: mientras el Primer Ministro le pedía a los británicos que se queden en sus casas, su principal asesor y mano derecha hacía un viaje de 400km con total impunidad. Es aún más grave el hecho de que, a pesar de todo el revuelo, Johnson haya decidido protegerlo. 

El caso es un gran ejemplo de lo que Johnson y Cummings venían a desterrar: la profunda desconexión entre las elites políticas y la sociedad, entre los chetos de Westminster que hacen lo que quieren y los laburantes que se tienen que comer el garrón de quedarse en casa. En las elecciones, el Partido Conservador arrasó en la famosa Red Wall, bastiones de clase obrera que solían votar al Laborismo. Eran esos votantes a los que Cummings había apuntado y estaba tratando de integrar a la nueva base de los tories, como se conoce a los conservadores. El escándalo es una amenaza a ese proyecto.

Lo segundo es que, al decidir proteger a Cummings, Johnson arriesga su popularidad y confianza en un momento donde esta se necesita más que nunca. ¿Por qué voy a cumplir con las medidas que me pide el gobierno si el principal asesor burla las normas y ni siquiera paga un costo por eso? De ahí que todos los actores estatales que están liderando las políticas en la pandemia –epidemiólogos, policías, funcionarios– se le fueron en contra y siguen pidiendo por una renuncia. Johnson, además, ya había sido señalado por su errático manejo inicial. La presión aumenta. 

El tercer punto lo saqué de un tuit que decía que el único motivo por el que Johnson protegía a Cummings era porque este es el único miembro del gobierno que tiene una visión –poco realista pero visión al fin– de qué hacer con el país después del Brexit, y que sin él se sentiria a la deriva. Que lo necesita. Esta dependencia es la que parece haberse desnudado esta semana. El tiempo dirá si, como en la película, esto es tan así. O cuánto daño va a causar en un proyecto político cuya boya principal –la salida de la Unión Europea– se hunde en este mar de incertidumbre que es el coronavirus. 

POR QUÉ HAY QUE (VOLVER A) MIRAR A HONG KONG

Qué pasó. La semana pasada, en la reunión anual del Partido Comunista, China anunció que va a aplicar una ley de seguridad en Hong Kong para impedir cualquier actividad “separatista” o “terrorista”, la “subversión de los poderes del Estado” y la “injerencia de poderes extranjeros”, que fue como Beijing etiquetó a las protestas del año pasado, a las que le dedicamos un correo. Nuevas protestas se dispararon en la isla. 

Los críticos de la ley señalan que es una amenaza terminal a la autonomía de Hong Kong, territorio de China pero que conserva cierto margen de libertades –de protesta, prensa, judiciales, corporativos–, aseguradas bajo la fórmula “Un país, Dos sistemas”, acordado en la cesión de la soberanía británica a China en 1997. Se teme que la ley abra una vía para que agencias de inteligencias chinas desembarquen en la isla y apliquen parte del sistema de vigilancia que rige en el territorio continental. 

El contexto. La mini constitución por la que se rige Hong Kong, llamada Basic Law, establece que la isla debe redactar una ley de seguridad. Cuando se intentó hacer, en 2003, hubo una movilización popular que la desactivó; la cuestión devino en un tabú. Ahora, tras la primera asamblea anual luego de las movilizaciones del 2019 –desatadas por una ley de extradición mucho menos severa que esta– Beijing está decidida a utilizar sus prerrogativas para aplicarla y lograr que lo que sucedió el año pasado no se repita más. Es también un mensaje hacia fuera: ningún país puede fogonear el descontento en su territorio. 

Qué hay que seguir. La ley, que no necesita discusión interna, puede aplicarse entre junio y agosto. Un primer ojo debe estar en las protestas y en el vínculo entre las empresas de la isla y Beijing, que busca asegurarle al distrito financiero de Hong Kong –un importante salvoconducto de su economía– que el margen de autonomía sigue respetándose. La reacción internacional seguramente se disperse con la pandemia, pero Estados Unidos ya avisó que está lista para tomar medidas, como la cancelación del estatus de “relaciones especiales” entre Washington y la isla, o sanciones directas a Beijing. Un nuevo frente de conflicto a esta mamuschka de frentes.  

PICADITO

  1. Costa Rica se convierte en el primer país centroamericano en aprobar el matrimonio igualitario.
  2. Comienza en Israel un juicio histórico contra Netanyahu por corrupción.
  3. Burundi: con sospechas de fraude, el candidato oficialista gana las elecciones; la oposición desconoce los resultados.
  4. Tras el desbloqueo franco-alemán, la Comisión Europea propone un rescate económico de 750 mil millones de euros. 
  5. La justicia de Canadá decide avanzar con la extradición de Meng Wanzhou, vicepresidenta de Huawei, a EEUU; la tensión diplomática aumenta.

QUÉ ESTOY LEYENDO

Si estás cansado de leer notas que te tiran para abajo, el Dipló sacó una serie sobre posibles saldos positivos de la pandemia. Hoy quiero recomendarte esta nota de Pablo Touzon –a quien le debemos el nombre de este newsletter–, que arriesga un cambio en nuestras maneras de ver el sistema. “La crisis del coronavirus nos sacó de esa Matrix por unas semanas, una ruptura profunda en nuestra cotidianeidad y normalidad’ automática que nos hizo ver ‘desde afuera’, aunque sea por unos meses, el sistema en el que vivimos”. 

LO IMPORTANTE

Si sos una persona que suele ver memes sabes que esta semana estuvo marcada por el de los perritos fuertes y débiles. Bueno, aprovechando que hoy hablamos sobre Reino Unido y el Brexit, te voy a dejar esta versión resumiendo el quilombito británico. 

De comerse el mundo a llorar por los excesos de la Unión Europea. Fue lo mejor que vi en la semana. 

Gracias por haber llegado hasta acá. 

Nos leemos el jueves.

Un abrazo,

Juan

Creo mucho en el periodismo y su belleza. Escribo sobre política internacional y otras cosas que me interesan, que suelen ser muchas. Soy politólogo (UBA) y trabajé en tele y radio. Ahora cuento América Latina desde Ciudad de México.