Entre la penumbra de un suave interior

¿Qué pasa cuando el bien a distribuir es el conocimiento?

Holis, ¿cómo va? Yo bastante entusiasmada porque abrió una nueva dietética cerca de casa y con eso se me habilita una nueva ruta de paseo. AMBA, no lo entenderías.

No sé si te pasa también, no es nada original lo que voy a decir y seguro algún intelectual pelado ya lo dijo con la lucidez correspondiente, pero esperaba que esto de que las decisiones estén limitadas a la domesticidad me resultase monótono y, en cambio, me resulta vertiginoso.

Por un lado le imprime una emoción rayana con la euforia a elegir ir a una ferretería un poco más cara solo para poder atravesar una plaza y, por otro, esa sensación de que la pandemia se lleva todo puesto y que las grandes decisiones estructurales se toman más puertas adentro que nunca. Por momentos me arroja a una condescendencia absoluta y por otros a una desesperación profunda.

Sobre lo primero (mis elecciones cotidianas) hay mucho que decir, pero soy porteña y lo digo en terapia. Sobre lo segundo, esas determinaciones que nos afectan a nivel comunitario y sistémico y su relación con la información científica, también hay mucho que decir y este es el lugar adecuado. 

Así que hoy te propongo que charlemos sobre decisiones en pandemia. Tal vez la puesta en común de algunas cosas nos haga lidiar mejor con este mundo de sensaciones.

En Cenital nos importa que entiendas. Por eso nos propusimos contar de manera sencilla una realidad compleja. Si te gusta lo que hacemos, ayudanos a seguir. Sumate a nuestro círculo de Mejores amigos.

Si pudiera cambiar todo lo armaría de otro modo

A la hora de analizar qué está pasando con este gran lío que es el mundo hoy hay una ventaja que en otros momentos no: la certeza de que todos preferiríamos que esto no estuviera pasando. Por supuesto, hay quienes consiguen beneficiarse con la situación y muchas grandes fortunas aumentaron durante la pandemia, pues siempre se hace lo que se puede con lo que se tiene y algunos tienen mucho.

Ahora bien, ¿qué pasa cuando el bien a distribuir es el conocimiento?

Quiero llenarme de ti

¿Te acordás que en este news te conté que China había aprobado una vacuna luego de efectuar ensayos de fase II, pero que esto no habilitaba la inoculación masiva sino usos específicos? Bueno, recientemente se anunció que va a iniciarse la fase III con 5000 voluntarios en Arabia Saudita.

En esta nota, Mario Lozano, virólogo y experto en vacunas sostiene que “tanto Rusia como China patentaron sus vacunas porque tienen un sistema de control y monitoreo de las tecnologías mucho más estricto, con lo cual el hecho de patentar les permite seguir adelante con las próximas fases. Lo hacen para destrabar aspectos burocráticos”. Esta no es la única similitud entre ambos desarrollos: la vacuna china también funciona basándose en un adenovirus modificado (si no te acordás cómo es esta estrategia podés revisar el newsletter pasado en el que te lo explico con la vacuna de Oxford). 

En cuanto a las diferencias, los resultados de la fase II de esta vacuna sí fueron publicados, por lo que sabemos que los buenos resultados obtenidos devienen de la inoculación de 508 personas adultas sanas de Wuhan, entre las que no se reportó ningún efecto adverso serio (el 9% de los voluntarios a quienes les inyectaron una dosis más alta y el 1% de los que recibieron una más baja reportó efectos severos).

Por otro lado, Argentina autorizó ensayos de fase III de otra vacuna producida en China por la compañía Sinofarm. El experimento se llevará a cabo junto al laboratorio local Elea y se espera poder repetir los resultados de la fase II en la que se consiguió inmunidad con baja prevalencia de efectos adversos (menos del 20% de los participantes reportaron alguno y los más comunes fueron dolor en el sitio de la inyección y fiebre baja o moderada).

A diferencia de las vacunas que venimos nombrando en este newsletter, que utilizan material genético del coronavirus o adenovirus, esta usa coronavirus inactivos, o sea una parte muerta del virus que no puede reproducirse o causar infección pero sí generar los mecanismos de defensa y reconocimiento que se necesitan para inmunizarse.

Como verás, entonces, no basta con decidir hacer una vacuna, también hay que elegir entre distintas estrategias para estimular los mecanismos de defensa de forma segura.

Por otra parte, la esperanza de tener una vacuna no descansa solo sobre los resultados de los ensayos clínicos. Para que la vacunación masiva sea la maniobra adecuada, la inmunidad producida debe ser duradera. Este aspecto central para pensar en un mundo en el que volvamos a bailar boleros es bastante esquivo a la hora de convertirse en evidencia, ya que la novedad de la pandemia nos impide tener registros de larga data. Sin embargo, varios estudios indican que, aún en quienes han manifestado síntomas moderados, pareciera ser que tanto anticuerpos como células B y T capaces de reconocer el virus permanecen activos varios meses después de la infección.

La efectividad de esta protección no podrá ser confirmada hasta que se observe que quienes tienen contacto con el virus nuevamente después de la primera infección pueden frenar su replicación en las células (este estudio sobre un en un barco muestra que las tres personas que tenían respuesta inmune antes de zarpar no se volvieron a infectar cuando hubo un brote a bordo). Por otro lado, aún no se sabe si quienes cursan cuadros graves o asintomáticos reaccionan de la misma forma, pero debe tenerse en cuenta que las infecciones leves cuentan por la mayoría de los casos. Además, a diferencia de virus muy mutables como la gripe, los coronavirus se modifican más lentamente, lo que también podría ayudar a que la respuesta inmune sea más duradera.

Uno creería entonces que las decisiones se limitan a elegir entre vacunas, pero no. Aún teniendo fármacos seguros que produzcan inmunidad duradera, para frenar la circulación de un virus muy contagioso es menester que se distribuya equitativamente. De otra forma, quienes tienen los recursos para producir vacunas podrían optar por inocular a todos sus ciudadanos y mantener las fronteras cerradas mientras los contagios aumentan en el resto del mundo.

Para evitar este tipo de iniciativa, la OMS creó el programa COVAX, que mediante donaciones de los países más ricos y ONGs busca producir 2.000 millones de dosis de vacunas y distribuirlas de forma igualitaria tan pronto como sean aprobadas para su uso masivo. 

Y, aun así, las decisiones tampoco se terminan con la vacuna en mano, pues no van a llegar todas las inyecciones juntas. En esta entrevista para Cenital, Carla Vizzotti habla sobre las definiciones centrales una vez que las primeras dosis lleguen al país: “Ahí viene la segunda etapa con la Comisión Nacional de Inmunizaciones, las jurisdicciones con los programas de inmunizaciones y la priorización de quién se va a vacunar en relación a la estrategia del país: los trabajadores y trabajadoras de salud -que son fundamentales por su exposición y la necesidad que el sistema de salud siga funcionando-, los trabajadores esenciales y las personas que tienen más riesgo de enfermar y morir -los mayores de 65 años y quienes tienen alguna condición de riesgo. En esa circunstancia también hay que saber características más específicas de la vacuna, cuántas dosis, hay cosas que son más puntuales que son importantes para definir la estrategia pero con eso se estima que es alrededor del 20% de la población que se vacuna en esta primera etapa. Y después, una vez que todos los países de la región podamos tener de forma equitativa esa cantidad de vacunas, pensar si en función de cómo vaya la evolución del virus, la epidemiología, la pandemia, si hace falta progresar hacia otras distintas etapas o población u objetivo”.

Como si esto fuera poco, en medio de rebrotes y a poco de comenzar el otoño, los expertos del hemisferio norte advierten sobre el riesgo de una “twindemic” de gripe (por la combinación de las palabras en inglés “twin”, que significa mellizos y “pandemic”, que significa pandemia). ¿La causa? El contexto no ayuda para nada a que la gente se vacune.

La vacuna de la gripe no suele ser obligatoria y solo se indica para grupos de riesgo, por lo que la gente no suele percibirla como esencial y, dadas las dificultades de acceso a la salud por saturación de los servicios e indicaciones de aislamiento, se teme que la cantidad de inoculaciones baje drásticamente y que a causa de ello aumenten los casos. Teniendo en cuenta que en un año normal la gripe causa 2000 muertes tan solo en la Ciudad de Nueva York y que es una enfermedad que comparte síntomas con la pandemia del momento, prevenir es curar.

Por eso, los Centros de Control y Prevención de Enfermedades estadounidenses están solicitando tomar medidas para estimular la vacunación. Boris Johnson, primer ministro inglés, ya lanzó su propia campaña a favor de la vacuna de la gripe, mientras que la Universidad de California declaró su obligatoriedad para estudiantes y empleados. De nuevo, hay distintas formas de buscar los mismo resultados.

Tengo la mirada de ansiedad vacía

En el apartado anterior hablamos de decisiones sobre elementos que aún no tenemos imaginando cómo hacer para que todos podamos hacernos de ellos, ¿pero qué pasa con los recursos que ya existen y que sabemos que no es posible que alcancen para todos?

Desde el principio de la pandemia, la saturación del sistema de salud es el escenario más temido. Vimos a países como Italia o España tener que decidir a quién darle atención y a quién no. Y si bien en Argentina aún no hemos llegado a ese escenario, el aumento de casos nos acerca a esa posibilidad.

Por eso, investigadores de CONICET, FLACSO y otras instituciones elaboraron una guía de recomendaciones que esperan se convierta en un insumo central para definir un protocolo al que las instituciones de salud puedan recurrir llegado el caso. Al respecto, Sol Terlizzi, integrante del grupo que trabajó en la guía declaró: “Actualmente, no hay un protocolo nacional que sea mandatorio en la Argentina. El Ministerio de Salud elaboró unas guías que nosotros tuvimos en cuenta para hacer las recomendaciones. La idea es que nuestro documento sea un insumo más para ese debate. De todos modos, sería bueno que desde el Estado se elaborase un protocolo único para todas las instituciones, para garantizar la justicia, imparcialidad y transparencia en las decisiones. Ojalá no haga falta usarlo y solo quede en una discusión teórica, pero es bueno estar preparados”.

En esta nota de Nadia Luna pueden verse todos los detalles sobre el documento, pero las propuestas principales son que quienes tomen las decisiones sobre la asignación de recursos no tengan contacto directo con los pacientes para garantizar el anonimato, maximizar la cantidad de vidas salvadas mediante un sistema de puntaje con parámetros como la expectativa de vida a largo plazo y un sistema de clasificación de pacientes según la probabilidad de sobrevida si se le asigna el recurso.

La importancia de prepararse para distribuir recursos escasos se puede ver claramente en el sistema de trasplantes que gracias a que la pandemia llegó con delay a nuestro país y pudo prepararse para continuar funcionando al mismo ritmo que en condiciones pre pandemia cambiando algunas cuestiones de transporte y logística y elaborando protocolos específicos.

Según este artículo de Soledad Vallejos, entre el 20 de marzo y el viernes 24 de julio, detallan voceros de Incucai, se realizaron 128 procesos de donación en 17 distritos: 33 fueron en la provincia de Buenos Aires, 22 en Córdoba, 18 en Santa Fe, 12 en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, 8 en Mendoza, 7 en Tucumán, 6 en Entre Ríos, 5 en Misiones, 3 en Jujuy, 3 en Corrientes, 2 en Chubut, y el mismo número en Santiago del Estero, San Luis y Río Negro; los restantes se realizaron en Neuquén, La Pampa y Tierra del Fuego. De estos, 173 fueron trasplantes renales, 73 hepáticos, 29 cardíacos, 12 renopancreáticos, 7 pulmonares, 4 hepatorrenales, 1 pancréatico, 1 cardiorrenal y 89 trasplantes de córneas.

Hoy, son 7163 las personas que esperan un trasplante. 5244 necesitan un trasplante renal, 1336 uno hepático, 263 un trasplante pulmonar, 152 uno renopancreático, 111 uno cardíaco, 30 uno hepatorrenal, 9 uno intestinal, 6 uno cardiopulmonar, 5 uno pancreático, 4 uno cardiorrenal y 3 uno hepatointestinal. A ellas se suman otros 1952 pacientes, que esperan un trasplante de córneas. 

Ante este escenario, sin dudas otra decisión fue clave: la sanción de la Ley Justina o de donante presunto, que prevé que toda persona que no haya formalizado la voluntad expresa de no ser donante lo es. 

Sin embargo, la escasez no solo es producto de un desbalance entre oferta y demanda. Según esta nota del New York Times, el 80% de los programas destinados a tuberculosis, malaria y VIH alrededor del mundo reportaron interrupciones. En estos casos, el problema no es la falta de medicación, sino la dificultad de acceso. Las restricciones de movilidad han afectado la llegada de fármacos a varias regiones postergadas del globo, mientras que muchos pacientes no tienen medios para concurrir a los centros de distribución locales o temen ir a los centros de salud por temor a contagiarse.

En India, hogar de casi un tercio de los casos de tuberculosis en el mundo, los tests bajaron un 75% desde el inicio de la pandemia. En Rusia, las clínicas de VIH fueron reasignadas para testeos de coronavirus. En África, continente que alberga el 90% de las muertes por malaria, la distribución de mosquiteros y fumigaciones fue interrumpida por las cuarentenas. Y estos son solo algunos ejemplos.

La urgencia que presenta el coronavirus, entonces, no solo implica tomar decisiones sobre cómo detener su expansión, sino sobre cómo lidiar con las consecuencias cuando esto no se logra en la medida de lo necesario y sobre qué planes de contingencia se van a llevar a cabo. Además, se deben tener en cuenta las decisiones indirectas, como los obstáculos que estas medidas suponen para la atención de otras patologías.

Y en la noche larga mi grito de ayuda quizá escucharás

La producción de conocimiento supone el abandono de viejos paradigmas para dar lugar a nuevas concepciones. En este sentido, el concepto de salud como ausencia de enfermedad ha quedado más que obsoleto. Y bien lo saben los habitantes del Delta de Paraná, que hoy ven seriamente comprometidos sus medios de subsistencia.  Hasta el 6 de agosto se habían registrado 14.600 focos de calor en la zona y se estima que consumieron más de 90 mil hectáreas. La sequía de este año y el bajo caudal del río favorecen la propagación del fuego.

Los incendios de los humedales suponen pérdida de flora y fauna, riesgo de vida para los habitantes de la zona y deterioro de la salud en las poblaciones aledañas, lo que supondría una respuesta estatal inmediata que se demora mientras los habitantes de las islas intentan apagar el fuego con baldazos de agua y tablas de canoas.

Natalia Morandeira, investigadora del ecosistema del Delta, advierte sobre las consecuencias a largo plazo: “Lo que más va a tardar en recuperarse son las condiciones de los suelos, que evolucionan año a año tras cada inundación, que trae sedimentos del río y materia orgánica de las raíces de las plantas”.

Entre sospechas fundadas que indicarían que los incendios son intencionales y que estarían ligados a intereses empresarios como la utilización de la zona para desarrollos inmobiliarios, la Corte Suprema de Justicia reconoció una acción de amparo colectivo ambiental contra el Estado Nacional. En él, se señala que no se trata de una quema aislada de pastizales sino del efecto acumulativo de los incendios y el riesgo para el ambiente.

Mientras tanto, una decisión central aguarda ser tomada: la sanción de una Ley de Humedales para asegurar la conservación y el uso respetuoso de estos bienes comunes que ocupan el 21.5% del territorio nacional. Al respecto, Morandeira señala: “Cuando se mencionan los ‘servicios ecosistémicos’, hay uno que es provisión de alimentos, maderas, fibras, combustibles para la sociedad, fauna silvestre y doméstica. Al decir que un humedal es el que provee todo eso, se está desconociendo que en el medio hay mujeres y hombres trabajando, pescando, distribuyendo los peces”.

Comiendo rosquitas calientes en el Puente Alsina

Una decisión que sin dudas es frecuente y trascendente y que ya nos tiene a todos al borde del colapso mental es qué comer. Y sin dudas vivimos en un tiempo en el que la información al respecto prolifera sin cesar: que los lácteos son veneno, que el gluten es el demonio, que la palta engorda, que la verdura cruda hincha. 

Es muy difícil no confundirse y, más aún, tener tiempo para chequear toda la información. Pero hay algunos acuerdos básicos, como que los alimentos altos en grasa no son lo mejor, principalmente porque aumentan el riesgo de accidentes cerebro-vasculares.

Bueno, respecto a esto no vengo a traer calma a la población y decir que al menos en este mar de desinformación los consensos son verdaderos, sino a decir que no es tan así.

Al analizar datos de 135.000 personas en los cinco continentes (el 80% de ellas de países de ingresos bajos y medianos), se observó que quienes estaban en el quintil con la mayor ingesta de grasas saturadas (alrededor del 14% de las calorías diarias totales) tenían un menor riesgo de ACV, mientras que en quienes consumían muchos carbohidratos con almidón y azúcar el riesgo era mayor. 

Sin embargo, estos no son fenómenos independientes, pues una dieta alta en carbohidratos y en grasas hace que las segundas se acumulen, mientras que si las grasas se mantienen en los mismos niveles pero se bajan los carbohidratos las primeras se metabolizan mejor. Esto es especialmente importante para reducir el riesgo de muerte de algunas personas con patologías que impactan en el metabolismo, como la diabetes o la resistencia a la insulina, para quienes sería más recomendable restringir los carbohidratos que las grasas.

Por supuesto esto no quiere decir que comer fiambres todos los días sea inocuo. Para el estudio, dieta alta en grasas significa ligeramente por encima del 10% o menos que recomiendan las Pautas dietéticas de EEUU y que estas grasas provengan de alimentos como lácteos enteros, chocolate negro y carne sin procesar. 

Por otro lado, el riesgo de ACV es solo una de muchas patologías peligrosas y los alimentos altos en grasas tienden a crear sensación de saciedad y, por sus acompañamientos tradicionales, disminuyen la ingesta de otros nutrientes necesarios. 

En fin, la conclusión es un poco la de siempre. No hay alimentos que sean malos de por sí, sino combinaciones menos saludables que otras y condiciones que las hacen específicamente peligrosas. Pero en este momento donde nos abruman la culpa y el estrés no está de más recordarnos que elegir ceder a algún antojo de vez en cuando o no habernos vuelto veganos nivel 5 no es un atentado contra nuestra salud.

Mira siempre de frente con mucha decisión

Otro aspecto fundamental a la hora de elegir es tener más de una opción. Van brevemente dos desarrollos argentinos que nos recuerdan que para decidir hay que tener con qué.

  1. Hay avances en una nueva terapia para contrarrestar los daños del virus del Zika en mujeres embarazadas. El equipo que desarrolló el fármaco descubrió que en las personas infectadas por el virus había un receptor que baja las defensas que se encontraba muy activo, lo que ayuda a la replicación del patógeno. Al probar drogas que inhiben este receptor en ratones, observaron que los fetos no presentaban microcefalia, un típico efecto de la infección por Zika.
  2. Se aprobó la primera formulación pediátrica contra el Chagas en Estados Unidos. Luego de un ensayo clínico coordinado por el servicio de Parasitología del Hospital de Niños Ricardo Gutierrez, la primera droga autorizada por el país del norte para tratar la enfermedad en menores de dos años consiguió el visto bueno. Si bien en Argentina el nifurtimox está aprobado para su uso a temprana edad y se entrega de forma gratuita, la innovación consistió en una nueva formulación que se disuelve en el agua y que permitirá tratar los casos congénitos en EEUU.

Yo quiero vivir como las aves que no pueden atraparse, ni alcanzarse

En más de un sentido, el recorrido de hoy empezó en China, así que allí lo terminaremos, con la esperanza de que sea un punto de partida para ir mucho más allá, ya que nuestro gobierno y el suyo decidieron retomar planes de exploración espacial conjunta.

El acuerdo entre ambas administraciones incluye el trabajo conjunto en aeronaves (qué aburrido ser una comunicadora seria y no poder decirles cohetes) e infraestructura para lanzamientos y control y seguimiento de misiones y satélites.

Esto requiere que los países compartan datos, hallazgos, investigadores y la creación de un comité bilateral entre la CONAE y su homólogo chino, la CNSA.

Igual que sufro yo por esta situación que nubla la razón

La confusión y la incertidumbre sin dudas no son las mejores sensaciones para decidir, pero es imperioso que lo hagamos. Espero que esta carta te haya aliviado un poco. Si lo hizo, recordá que continuar con nuestro trabajo depende de tu decisión de colaborar con Cenital. Y si no, nos encontramos la semana que viene para recordar que en medio de la excepción al final la vida sigue igual…

Te mando un beso enorme,

Agostina

PD: Tal como lo anuncian los títulos y subtítulos, esta edición está dedicada a la memoria de Roberto Sánchez, quien el miércoles 19 de agosto hubiera cumplido 75 años. Mis sugerencias para recordar a este artista extraordinario que sin dudas fue la persona más sensual en pisar alguna vez este planeta son: esta presentación en vivo en Viña del Mar en el apogeo de sus movimientos pélvicos, esta película en la que interpreta a un espía que debe impedir la implementación de un arma biológica (un tema muy actual sin dudas), este recorrido fotográfico por su casa de Banfield y este corto documental sobre sus imitadores.

Soy comunicadora científica. Desde hace tres años formo parte del colectivo Economía Femini(s)ta, donde edito la sección de ciencia y coordino la campaña #MenstruAcción. Vivo en el Abasto con mis dos gatos y mi tortuga. A la tardecita me siento en algún bar del barrio a tomar vermú y discutir lecturas con amigas.