El regreso de la línea de 3

Independiente, Boca y River cambiaron el esquema táctico. Un análisis estratégico de sus variantes.

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En la semana del 24 de marzo, Racing se sumará a un acto de justicia histórica: restituirá la condición de socias y de socios a integrantes del club que desaparecieron durante la última dictadura, en una determinación de la Comisión Directiva que incluirá un homenaje a los y a las hinchas que fueron víctimas directas del proceso genocida que sufrió la Argentina desde mitad de la década del setenta.

Banfield y Ferro ya lo hicieron. San Lorenzo tuvo un gran gesto con hinchas desaparecidos. Boca y River, en una acción conjunta con la Secretaría de Derechos Humanos de la Nación, convocan a familiares de víctimas del genocidio a acercar sus historias y su condición societaria.

Rosa Molteldo, mamá de Alberto Krug, continuó pagando la cuota social de su hijo a la espera de que un día regresara y pudiera volver al Cilindro. 

No por nada la palabra identidad se usa en estos casos.

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El regreso de la línea de 3

En la semana no lo entrenaron. Podría haber sido el colmo de quien va a jugar una final de Libertadores contra su clásico rival, pero a ellos no les hizo falta. Marcelo Gallardo los agarró y les dijo que esa era su idea. “Confía en el poder de adaptación que tiene cada jugador para lo que él plantee o exija, y nosotros tenemos confianza en la idea que él propone”, reveló Javier Pinola, sobre los gajes tácticos de la serie de ida en La Bombonera en 2018. River golpeó la mesa y sacudió lo esperado: salió con tres centrales y con Gonzalo Montiel y Milton Casco de carrileros. Fue una jugada maestra del hundimiento de un rival. Los extremos de Guillermo Barros Schelotto siempre corrían para atrás. Los músculos de Cristian Pavón se lastimaron y a los 27 minutos ingresó Darío Benedetto para sanar el error táctico. Desde ese día, la línea de tres o cinco defensores recuperó el respeto en el fútbol argentino.

“¿Cuántos equipos están jugando con línea de 5, no?”, se mofó Julio César Falcioni en un programa de televisión. El fin de semana le daba la razón: Boca y River atravesaban momentos del Superclásico con ese esquema. Independiente había goleado 6-0 a Sarmiento de Junín y el entrenador sacaba pecho para que no lo acusaran de defensivo. Esta es una visión mía: ningún esquema es por naturaleza ofensivo o cauteloso, dos wines pueden funcionar como dobles marcadores de punta y un carrilero puede llegar a la raya de fondo y que cabecee su homónimo del otro costado en el segundo palo. Lo del Rojo no deja de ser un cambio cultural dentro del juego: la línea de tres se mira de reojo en Argentina. De los 256 dibujos tácticos que se utilizaron en distintos momentos de los partidos de la Liga Profesional Argentina, apenas 66 juegan con tres centrales.

Hay una máxima asumida: la línea de tres defensores es difícil de trabajarla. Hay un dato que justifica la afirmación: de todas las categorías inferiores de los cinco grandes, sólo la Quinta División de Racing, conducida por Carlos Arano, apela a un 5-3-2. La anécdota que relató Pinola podría ser un contraejemplo para rechazar la necesidad de formar futbolistas en sistemas tácticos. Fernando Berón, coordinador de inferiores de Independiente, aclara: “No se usan, pero a partir de la sexta división nosotros entrenamos todos los sistemas”.

Puede haber distintas razones para recurrir a ella: Racing apostó al 5-2-3 contra Flamengo y contra Boca para poder marcar con dos futbolistas al veloz crack rival, ya sea Bruno Henrique o Sebastián Villa. Independiente reasegura la espalda de dos laterales técnicos y veloces como Fabricio Bustos o Lucas Rodríguez -también ocupó la posición Gastón Togni, extremo en el Defensa y Justicia subcampeón de Sebastián Beccacece-. Miguel Ángel Russo pudo contener con un marcador más el ataque de River que, cuando tiene la pelota, puede quedar con cuatro delanteros, contando a los dos centrodelanteros y a los dos laterales. Y le dio rienda suelta a la clase de Frank Fabra.

Gallardo volvió costumbre la línea de 5 un año después de la final de 2018. Con la venta de Exequiel Palacio se le desarmó la estructura. Era muy complejo encontrar un reemplazante para un mediocampista de Selección, en un mercado con dólar tan devaluado. Reemplazó con un defensor y optó por cubrir el ancho del césped. Empezó a usar el 5-3-2 y se encontró en la mayor parte de los encuentros con una superioridad envidiable en el mediocampo. Así como se desplegaron 66 formaciones con tres centrales, también hubo 66 dibujos de 4-4-2, el esquema más popular. Una tarde en el Etihad Campus -el predio del Manchester City, una nave espacial que lleva el nombre de la aerolínea de Emiratos Árabes-, un entrenador argentino le preguntó a Pep Guardiola cuándo usaba las línea de cinco y, sin dudarlo, contestó: “Cuando delante tengo un 4-4-2. Tengo tres centrales para salir contra dos delanteros. Tres jugadores en el corazón del campo contra dos del rival. Los laterales rivales van a dudar si buscar a mis carrileros o quedarse a ayudar con los atacantes”.

La línea de cinco defensores recuperó el auge a nivel mundial. El Real Madrid de Zinedine Zidane, que antes había conquistado tres Champions League con una defensa de cuatro indiscutible, venció en los octavos, esta semana, al Atalanta con cinco atrás. Delante, los italianos planteaban un esquema similar: 3-5-2 contra 3-4-2-1. A los tanos, en general, es una forma que les sienta bien.

No es todo lo mismo. En Italia, hay dos ejemplos para bucear en las distintas formas de marcar un planteo de tres defensores. En la Roma del portugués Paulo Fonseca (mañana enfrenta a las 16.45 al Napoli), el carrilero -es decir, el que va por el costado en la línea de 5 defensores- propio está a cargo del lateral rival. En el Inter de Antonio Conte, el carrilero va contra el mediocampista interior del rival. Pero la tradición en Europa arrancó antes.

El cambio comenzó el año de la muerte del Mariscal Tito. Ismet Hadzic era un defensor central con clase, pero en 1980 no pudo participar del inicio de la temporada porque estaba en el servicio militar. Ciro Blazevic, un picante del oficio de entrenador, conductor de la Selección de Croacia que en 1998 culminó tercera en el Mundial, había entendido que ese marcador era la salida para un problema de sistema. Desde 1958, el fútbol había cambiado: la clásica táctica del WM (3 defensores, dos volantes bajos, dos enganches y tres delanteros) había extraviado su auge. Los wines parecían habían pasado de moda. Marcar con cuatro defensores a ataques que tenían dos delanteros carecía de sentido. El estratega, fundamentalista de las sorpresas, tomó una decisión para su Dínamo Zagreb: Hadzic sería un líbero que saldría con la pelota y, por los costados, tendría dos defensores que se cerrarían para respaldarlo. Según el libro La pirámide invertida de Jonathan Wilson, esa fue la vuelta de la zaga de tres centrales y dos carrileros al fútbol moderno. Carlos Bilardo aseguró que nadie lo influenció para su diagrama de 3-5-2 en el Mundial 1986. Es posible: no había tanto YouTube o programa de edición para robar ideas de otro mundo. 

Blazevic tuvo su gloria en el Dínamo y ganó un campeonato, después de 24 años de sequía. Como todo conductor, tuvo sus aciertos y sus errores: en una conferencia de prensa, declaró que si Robert Prosinecki llegaba a triunfar como futbolista él se comería su libreta de apuntes. Un mal pronóstico para un futbolista que se puso la camiseta del Real Madrid, la del Barcelona, que ganó quince títulos y ya en el sub-20 de 1987 fue considerado el Balón de Oro que Yugoslavia ganó.

La leyenda de Blazevi se choca con la de Bilardo. Su idea de jugar con tres defensores en la Copa del Mundo de 1986 había sido muy criticada. Su premisa tiene lógica: cómo lograr un sistema defensivo colectivo que apoye al mejor futbolista individual. Una clave técnica para utilizar una línea de 3 es poseer marcadores que sean muy veloces para llegar a los costados. Argentina los tenía. José Luis Brown, Oscar Ruggeri y José Luis Cucciufo eran precisos en los quites. Los dos centrales por afuera se pegaban a las marcas, mientras el líbero cubría la zona. El partido en que se terminó de forjar el esquema fue en cuartos de final contra Inglaterra, el día que todos recordamos. Dicen que en esa jornada también se parió algo así como el falso nueve: la duda era Pedro Pasculli -centrodelantero- o Héctor Enrique -volante central-. El entrenador justificó que los defensas ingleses podían ser muy duros y si se les daba una referencia iban a comerse al nueve clásico. 

Como las tácticas, por ahora, no se registran como marcas en una oficina burocrática es muy difícil definir si fue Bilardo o fue Blázevic. La herencia del esquema no necesariamente representa una ideología defensiva: Marcelo Bielsa, que se aferró a la línea de 3 en la vuelta de la final contra Boca por el torneo de 1991 y nunca más la soltó, la eligió en la Selección Argentina más ofensiva de las últimas décadas. El Loco tiene una definición de manual que puede aplicar cualquier entrenador o entrenadora fácilmente: “Siempre hay que tener un defensor más que la cantidad de delanteros del rival”. 

El fútbol en su carrera espacial táctica que avanza a pasos agigantados a partir de tecnologías que brindan más y más información sigue teniendo momentos plop. Nunca el estallido de un corazón termina siendo obra neta de una estrategia. Un amigo, entrenador, tiene una hipótesis: el avance de la táctica sobre la técnica hizo que los defensores se volvieran superiores a los delanteros, estudiaran todos sus movimientos hasta ahorcarles la magia de lo impensado. Hay carrileros porque cada vez hay menos wines que con una pisada limpien a un jugador y los ataques por el costado hay que hacerlos llegando más que estando. El final está cantado: algún malabarista aparecerá para destrabar todo este trabalenguas y hará golazos que nadie pueda entender del todo por qué ocurrieron.

Pizza post cancha

Cenital te necesita al pie del cañón.

Esto fue todo. Abrazo grande,

Zequi

Soy periodista desde 2009, aunque pasé mi vida en redacciones con mi padre. Cubrí un Mundial, tres Copa América y vi partidos en cuatro continentes diferentes. Soy de la Generación de los Messis, porque tengo 29 y no vi a Maradona. Desde niño, pienso que a las mujeres les tendría que gustar el fútbol: por suerte, es la era del fútbol femenino y en diez años, no tengo dudas, tendremos estadios llenos.