El contagio me vino a pesar de estar vacunado

¿Cuán grave es Ómicron? ¿Cómo es que la variante tuvo tantas mutaciones en tan poco tiempo?

Holis, ¿cómo andás? Yo acá, escribiéndote con silencio de feriado desde este PH porteño con ventanas a la calle. Ni las hojas de los árboles se mueven hoy. Un día no laborable en diciembre es casi un mandato de pereza. Tal vez sea porque estoy trabajando durante la calma ajena, pero hoy me sobrevuela una sensación de continuidad. 2020 y 2021 se sienten como un solo año. 

Ya me conocés, soy una señora muy pesada, y, ante esta curiosa y por momentos agobiante continuidad, me cuesta pensar que es una experiencia dependiente de una única variable, la pandemia. Si quiero describirte este sentimiento de continuidad, mi intuición me dice que no se siente situada como sinónimo de circunscripta, que se está gestando en mí hace rato, que se conecta con un algo grande un poco inabarcable. Me muerdo la parte de adentro del cachete, miro las hojas inmóviles, me acuerdo de algo que dijo Mark Fisher: “La pregunta ‘¿dónde estabas en 1992?’ tiene sentido; mientras que la pregunta ‘¿dónde estabas en 2002?’ (o en 2008), no. Una de las cosas que ha ocurrido en la última década es la desaparición de los ‘sentimientos’ distintivos de los años o las épocas, no solo en la música, sino en la cultura en general (…) Los noventa deberían parecernos tan distantes como los sesenta lo eran en 1980, pero hoy los sesenta, los ochenta y los noventa pertenecen a un tipo de simultaneidad posmoderna-curatorial” (por si no te acordás, Mark Fisher era un crítico cultural y es mi novio imaginario. Acá lo edita Caja Negra con la intervención de nuestra genial Malena Rey, autora del newsletter de cultura).

Fisher me resuena, no solo me cuesta distinguir 2020 de 2021. Esta última década tiene hitos que recuerdo, pero no la siento como una época. Me acuerdo de qué estaba haciendo el día que Macri ganó las elecciones de 2015 y cuando Alberto ganó las de 2019, que me enamoré un mes antes de lo primero y me desenamoré un mes antes de lo segundo, y sin embargo no puedo poner esos hechos en relación con escuelas de pensamiento que les sean contemporáneas o con escenas culturales, que no es lo mismo que corresponderlas con textos o discos.

El newsletter de hoy, entonces, en este feriado que en mi casa es un loop de cotidianeidad voy a tratar de hacerte llegar mi sensación con noticias que en el fondo no dicen nada nuevo, como un día más en el capitalismo tardío. Además, va a ser corto. Te diría que es por la fugacidad que nos propone una producción cultural sin época, pero la verdad es que, sobre todo, es porque quiero estar tan inmóvil como las hojas.

Nada más de mirarte pasar me da cardionervia

La idea de continuidad nos ayuda a ver que la sensación de continuidad es engañosa por su intermitencia. Cuando nos enteramos de la variante Ómicron, la primera reacción se pareció más a un “¿qué pasó ahora, la puta madre?” que a identificarlo como un suceso dentro de un proceso. Casi que nos olvidamos de todo lo que aprendimos sobre mutaciones, sobre esperar para sacar conclusiones, sobre lo que podemos hacer para evitar contagios y ahora se me ocurre que tal vez tenga que ver con esto, con haber descontinuado la pandemia, ¿no? ¿o muy falopa lo mío?

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En fin, la Ómicron no pasó ahora, es algo que está pasando hace casi dos años. Igual que el coronanews, así que vamos a nuestro malo conocido que no hay bueno por conocer:

1- “¿Cómo es que la variante Ómicron tuvo tantas mutaciones en tan poco tiempo?”, se pregunta este artículo de Scientific American. Un poco de contexto por si venís distraído: la Ómicron tiene más de 30 mutaciones en la proteína S o spike, que es la “corona” del virus y la parte que “abre las puertas” de la célula para que el virus se reproduzca. Por eso, la mayoría de las vacunas están diseñadas para desactivar esta parte. Que los virus muten a medida que se reproducen y se diseminan es esperable, pero la Ómicron presenta una cantidad excepcional de mutaciones para el tiempo que pasó entre el descubrimiento de la variante anterior y esta.

Según Gonzalo Bello, virólogo en el Instituto Oswaldo Cruz de Río de Janeiro, una posibilidad es que la variante haya surgido a partir de la circulación del virus en un grupo aislado de personas, lo que podría haber causado cambios más dramáticos respecto a las variantes en circulación por fuera de la burbuja.

Otra posibilidad es que el virus haya mutado significativamente en un solo individuo inmunosuprimido, como alguien con VIH. Sudáfrica tiene la mayor epidemia de VIH del mundo, con más de siete millones de personas infectadas por el virus. Los países vecinos también tienen un alto número de casos de VIH. Esto ha llevado a algunos científicos a plantear la hipótesis de que Ómicron surgió en el sur de África, ya que se identificó por primera vez allí, aunque desde entonces se han identificado casos más antiguos en países europeos y en Estados Unidos.

Las personas inmunosuprimidas no cuentan con los mismos mecanismos de defensa que las personas sanas. En su caso, las células B, que son las que estimulan la producción de anticuerpos, no consiguen que se fabriquen los suficientes para terminar con la infección de manera completa, entonces hay virus que permanecen en el cuerpo en coexistencia con los anticuerpos y tienen la oportunidad de desarrollar mutaciones para resistirlos.

Otra hipótesis: el virus pasó de humanos a animales, mutó en ellos y volvió a pasar de animales a humanos. Por ejemplo, durante el año pasado hubo reportes de brotes en granjas de zorros en Norteamérica y Europa. En otras especies, el virus se enfrenta a otro tipo de respuesta inmune y eso podría haber causado mutaciones rápidas para adaptarse y sobrevivir en ese entorno.

Para saber qué pasó, lo mejor sería poder determinar en qué comunidad surgió la variante o cuál fue el paciente cero, pero es algo muy difícil, ya que los mecanismos de vigilancia solo registran información de una parte pequeña de las personas infectadas. Si hubiera más tests y se secuenciara el genoma de una mayor cantidad de positivos, podría ser posible al menos identificar un territorio y un momento aproximado para el surgimiento de la Ómicron.

2- Siguiente pregunta: ¿cuán grave es la Ómicron?. Esta nota de Nature hace un punteo sobre lo que se sabe hasta ahora. En principio, la variante parece estar transmitiéndose rápido. Sudáfrica reportó 3.402 casos de COVID el 26 de noviembre y 8.561 el 1 de diciembre. ¿Te acordás del número R? Es la cantidad promedio de nuevos casos generados por cada infección (o sea, a cuánta gente contagia en promedio alguien infectado). A fines de noviembre, el Instituto Nacional de Enfermedades Transmisibles (NICD) de Sudáfrica determinó que R era superior a 2 en la provincia de Gauteng, donde la variante se identificó por primera vez. En septiembre, cuando Delta era la variante predominante y los casos estaban bajando, R era menor a 1.

*El meme dice: Humanos: Diosito, por favor, hacé que el 2022 esté bueno/Dios: ¿qué? ¿todavía están vivos?

La intensa vigilancia en Sudáfrica podría propiciar que los investigadores sobrestimaran el rápido crecimiento de la Ómicron. Pero si este patrón se repite en otros países, indicaría que Ómicron tiene una ventaja de transmisión. «Si no ocurre, por ejemplo, en los países europeos, significa que las cosas son un poco más complejas y dependen en gran medida del panorama inmunológico (esos países tienen más población vacunada). Así que tenemos que esperar», dice Christian Althaus, epidemiólogo computacional de la Universidad de Berna.

Respecto a su resistencia a las vacunas, el crecimiento exponencial en Sudáfrica sugiere que la variante posee algunos mecanismos para evadir la respuesta inmune. Alrededor de un 25% de la población sudafricana está vacunada y otro tanto se infectó con SARS-CoV-2 en otras olas. Un estudio que todavía no se publicó encontró que las reinfecciones aumentaron a la vez que la Ómicron se fue difundiendo. Habrá que ver qué pasa en lugares con más población vacunada y tasas de infección previa más altas. Aris Katzourakis, que investiga la evolución de los virus en la Universidad de Oxford, sostiene que el virus podría encontrar ventaja en una población altamente vacunada que ya no toma ninguna otra medida de prevención.

Varios equipos están trabajando para ver qué onda la nueva variante con los mecanismos de protección conocidos. Por ejemplo, un equipo dirigido por Penny Moore, viróloga del NICD y de la Universidad de Witwatersrand (Johannesburgo), está midiendo la capacidad de los anticuerpos neutralizantes desencadenados por una infección previa y por la vacunación para impedir que Ómicron infecte las células. Para observarlo en el laboratorio, su equipo está fabricando partículas de «pseudovirus» con una versión modificada del VIH al que se le pone la proteína S de la variante.

Las terceras dosis o dosis de refuerzo también podrían ser importantes, ya que disparan la producción de anticuerpos neutralizantes, lo que podría funcionar como un muro.

Sin embargo, que la Ómicron pueda esquivar los anticuerpos neutralizantes no significa que las respuestas inmunes desencadenadas por la vacunación y la infección previa no ofrezcan ninguna protección contra la variante. Hay estudios que sugieren que niveles modestos de anticuerpos neutralizantes pueden proteger a las personas de las formas graves de COVID-19. También hay otros aspectos de la respuesta inmune que podrían verse menos afectados por las mutaciones de esta variante que los anticuerpos, por lo que aún habría otros mecanismos de defensa.

Shabir Madhi, un vacunólogo de la Universidad de Witwatersrand, dice que es probable que los resultados de los estudios de laboratorio sean similares a los obtenidos en pruebas de la variante Beta, que mostraron que la vacuna de Oxford ofrecía poca protección contra la enfermedad leve y moderada. Luego, un análisis de casos reales en Canadá mostró una protección superior al 80% contra la hospitalización. Si Ómicron se comporta parecido, se vería un aumento de casos y de reinfecciones, pero menos hospitalizaciones. De hecho, los primeros informes muestran que la mayoría de las infecciones con esta variante fueron leves.

Si bien una mayoría de infecciones leves es una buena noticia, hay que tener cautela con estos reportes. Un desafío importante a la hora de evaluar la gravedad de una variante es cómo controlar las numerosas circunstancias que pueden influir en el curso de la enfermedad, especialmente cuando los brotes están localizados geográficamente. Por ejemplo, los informes de enfermedad leve por infección de Ómicron en Sudáfrica podrían deberse al hecho de que el país tiene una población relativamente joven, muchos de los cuales ya han estado expuestos al SARS-CoV-2.

Por último, los mecanismos de vigilancia epidemiológica juegan un rol decisivo. En Brasil y otros países se está viendo que la variante produce un resultado distintivo en una prueba particular de PCR que la hace más fácil de identificar. Esta prueba busca segmentos de tres genes virales, uno de los cuales es el que codifica la proteína S. Las mutaciones en el gen de la spike en Ómicron impiden su detección en la prueba, lo que significa que las muestras que contienen la variante solo darán positivo en dos de los genes.

Aun así, no todo el mundo utiliza esa prueba. A pesar de que algunas directrices instan a los países a secuenciar el 5% de las muestras que den positivo en la prueba del SARS-CoV-2, pocos pueden permitírselo. Además, se teme que las prohibiciones de viaje decretadas por algunos países contra Sudáfrica y otras naciones del sur de África puedan desanimar a los gobiernos a compartir los datos de vigilancia genómica.

3- En una nota que dio para mi querida Futurock, la ministra de Salud, Carla Vizzotti, dijo: «Si bien (la Ómicron) tiene más mutaciones que Delta, hasta ahora no estamos viendo que tenga impacto en una enfermedad más grave o letal. Los laboratorios y la OMS dijeron que todavía falta un par de semanas para ver si escapa o no a las vacunas. Es la evolución natural del virus. Lo que buscan es ser más transmisibles y menos letales, porque nos necesitan a nosotros para replicarse, no nos quieren matar».  Más allá de atribuirle intenciones y voluntades a un virus, que da para un newsletter aparte, van algunas consideraciones que twitteó Alejandra Petino Zappala, bióloga de confianza de Que la ciencia te acompañe.

Lo que sería “poco evolutivo” es que un virus te mate antes de que te contagies. El VIH, por ejemplo, sigue siendo altamente letal y contagioso si no se accede a tratamiento farmacológico. Por otro lado, muchos virus se mantienen en reservorios de otras especies, así que su circulación y mutabilidad no dependen exclusivamente de lo que nos pase a los humanos.

Como siempre, ES MÁS COMPLEJO. Los virus mutan muchísimo y no se puede definir taxativamente cuán letales y cuán transmisibles son porque estas no son características fijas. Los tiempos de incubación, por ejemplo, pueden jugar un rol y ni que hablar de la diversidad de las poblaciones humanas, que pueden generar que haya cierta dispersión en una población y una diferente en otra. 

Que contraje tu mal, descubrí

Hay continuidades que agobian y otras que alivian. Yo amo pensarme en continuidad con otras especies animales, no podría explicarlo, pero me da mucha paz. Será eso de que el corazón tiene razones que la razón no entiende porque, aunque sé que la discusión sobre si los humanos somos buenos o malos por naturaleza no tiene sentido, cuando me siento parte de la fauna siento una nobleza intrínseca, creo en el alma, no sé.

La cuestión es que me crucé con este paper hermoso en el que se analizan 749 dibujos de 5 orangutanas cautivas en el Zoológico de Tama de Japón (esa parte no me parece nada hermosa y no me da nada de paz). Cada vez más, el dibujo se plantea como una actividad que aumenta el bienestar de los primates cautivos en parques zoológicos e institutos de investigación. Los monos y simios son libres de utilizar los materiales que tienen a su disposición y no están obligados a dibujar. Esto ofrece una buena oportunidad para recopilar dibujos de primates no humanos y permite realizar estudios comparativos entre homínidos. En este análisis, se vio que las orangutanas diferían en su estilo de dibujo, especialmente en los colores utilizados, el espacio que llenaron y las formas que dibujaron. Acá se ven dos ejemplos de dibujos de cada una de ellas:

Molly hizo dibujos más complejos que las demás y se vieron diferencias entre sus obras según las estaciones del año y su edad. Molly dibujaba cada vez menos a medida que crecía, y se encontró una diferencia significativa entre los dibujos producidos en invierno, cuando los orangutanes se mantenían en el interior y tenían menos actividad, y los producidos durante otras estaciones. Esto sugiere que el comportamiento de dibujo de estas cinco orangutanas no es aleatorio y que las diferencias entre individuos podrían reflejar diferencias de estilos, estados de ánimo y motivación para dibujar.

Las orangutanas tenían experiencias vitales diferentes. Mientras que Molly nació en la naturaleza y había vivido en otros dos parques zoológicos y dado a luz cuatro veces, Kiki, que produjo dibujos menos complejos, nació en cautiverio y se trasladó rápidamente al Parque Zoológico de Tama, donde dio a luz a una cría. Molly también había perdido la vista en un ojo entre 1993 y 1996. Estas diferentes trayectorias podrían estar relacionadas con las diferencias encontradas en su forma de dibujar. También podemos mencionar la diferencia de edad entre Molly, que tenía 54 años al comienzo de su periodo de dibujo, y Kiki, que era la más joven del grupo de estudio con 10 años. El uso minimalista de los colores y del espacio en el papel por parte de Kiki evidenciaba o bien su estilo de dibujo o bien su falta de motivación o interés por la actividad.

Para analizar esta cuestión la cantidad importa. Aunque fuera la más joven, Kiki realizó 60 dibujos, mientras que la orangután Julie, de 44 años, sólo hizo 16. Al igual que en los humanos, los simios más jóvenes pueden dibujar motivados por el gusto de hacerlo, pero también puede pasar que estén más interesados en los objetos (lápices de colores y cartulinas) que en el dibujo. 

Sin embargo, este estudio está limitado por las condiciones en las que se hicieron estos dibujos, que restringen las posibilidades de controlar las variables. Varios estaban cubiertos de manchas y sucios, con algunas formas superpuestas. La precisión fue difícil a la hora de medir variables como las formas presentes en el dibujo o el color predominante, especialmente cuando hubo contacto con agua. Por eso, en el futuro se podrían utilizar tablets en lugar de papel. El uso de estos dispositivos requeriría bastante confianza entre los científicos y los primates, establecida desde una edad temprana del primate, para no poner en peligro al investigador. También puede hacerse fácilmente con pantallas táctiles seguras instaladas fuera de la jaula. 

Sin embargo, también hay que tener en cuenta que los animales no tienen que confundir esta actividad con el entrenamiento y las pruebas cognitivas habituales, que parecen ser difíciles, como un estudio anterior que pretendía hacer que dos chimpancés dibujaran una línea. Dibujar en tablets tiene varias ventajas, como la extracción de información importante como el fechaje. Este método podría revelar las diferencias entre los individuos en cuanto al orden de los colores utilizados, pero también la fractalidad de los dibujos. 

También sería interesante estudiar los dibujos de los machos para ver si estas preferencias cambian en función del sexo, aunque esto puede ser difícil, ya que los machos han demostrado anteriormente menos interés en esta tarea. 

Otra cuestión es la parte del cuerpo que los orangutanes utilizan para dibujar, algunos simios utilizan las manos y otros la boca. También es necesario aumentar el tamaño de la muestra, estudiando más orangutanes y otras especies como los chimpancés, los gorilas o incluso algunas especies que nunca se han estudiado, como los gibones. Sin embargo, este tamaño de la muestra no perjudicó los resultados, ya que estos análisis pudieron mostrar por primera vez diferencias interindividuales e intraindividuales en los dibujos de una especie no humana.

A pesar que yo me prometí andar con cuidado

Hace poco estaba cenando con un amigo y le dije: “Lo que pasa es que vos te confundís aburrimiento con estabilidad” (sí, soy una amiga bárbara, el alma de la fiesta). 

* el meme dice: en el conejito: mis amigos y familia/En la señora: yo mostrando interés en sus pensamientos y opiniones-preguntas filosóficas que los van a hacer cuestionar todo y, además, odiarme

Me pregunto, entonces, si la continuidad será estabilidad o aburrimiento. Lo primero es algo confortable. Lo segundo, si bien puede resultar desesperante, es precondición de la creatividad, de la vanguardia. Como en la ciencia, no surge nada verdaderamente nuevo hasta que agotamos lo existente. 

Por lo pronto, este newsletter, continuará…

Te mando un beso enorme,

Agostina

p/d: la canción de las refes de hoy es de una investigación sanitaria sorprendente hecha por una banda tradicional de nuestramérica.

Soy comunicadora científica. Desde hace tres años formo parte del colectivo Economía Femini(s)ta, donde edito la sección de ciencia y coordino la campaña #MenstruAcción. Vivo en el Abasto con mis dos gatos y mi tortuga. A la tardecita me siento en algún bar del barrio a tomar vermú y discutir lecturas con amigas.