El censo y la ciudad

El censo nos da un montón de información valiosa para saber cómo son las condiciones de vida de nuestras ciudades. Finalmente el gobierno de la Ciudad de Buenos Aires canceló las licitaciones para los estudios preliminares de la línea F. Una secuela de las ciudades-fábrica de la entrega pasada.

Hola, ¿cómo estás? Espero que muy bien. Yo acá, feliz como sociólogo en época de censo. Bueno, también me sacaron una sonrisa todos los memes que anduvieron dando vueltas por ahí a propósito del relevamiento masivo del INDEC que ayer nos informó que somos 47.327.407 quienes vivimos en este hermoso territorio nacional. Te dejo uno de mis favoritos.

¿Qué nos dice el censo sobre la vida urbana?

La medición que se hace cada diez años (si no te cae una pandemia o algún otro quilombo) no es el resultado de una gran entrevista, sino de un formulario relativamente corto pero que produce información valiosísima para pensar políticas públicas en general, y en particular para las ciudades de nuestro país, aunque el censo justamente tenga la particularidad de ser una de las pocas mediciones oficiales que se hace en zonas rurales. La muestra de la Encuesta Permanente de Hogares (EPH), por ejemplo, se compone de casos provenientes solamente de aglomerados urbanos.  

De hecho, una de las principales cosas que nos dice el censo es cuántas personas somos y cuántas vivimos en ciudades. Claro que el porcentaje de población urbana depende de qué consideremos una ciudad. Según el INDEC, el 92% de la población de nuestro país es urbana, lo que quiere decir que vive en localidades de más de 2.000 habitantes. Un poco más del 70% vive en los 33 aglomerados urbanos de los que habla la EPH.

De las 61 preguntas totales que te hicieron el miércoles a vos o a quien se identificó como jefe o jefa del hogar en el que vivís, 21 tuvieron alguna relación con la vivienda. De ellas salen datos que muchísimas veces te mencioné en este espacio. Por ejemplo, cuando te preguntaron si el piso y el techo de tu vivienda era de tal o cual material, si tenías acceso a una red de agua potable o cuántas personas viven en tu casa y cuántas habitaciones tiene,  lo que estaba tratando de hacer el Estado es saber si tu vivienda forma parte de lo que llamamos “déficit cualitativo”. Los programas oficiales de reurbanización de barrios populares o de mejoramiento de viviendas suelen estar basados en estos datos. 

El déficit cuantitativo también se mide a través del censo cuando te preguntan qué relación tenés con el/la jefe/a de hogar. De la diferencia entre hogares y viviendas sale este tipo de déficit. Y este dato es clave porque les dice a los gobiernos qué cantidad de viviendas hace falta construir para que cada una de las familias (hogares) vivan en una vivienda. Hoy esa cifra, según el censo de 2010, es de 1,3 millones a nivel nacional. Probablemente ese número suba respecto de la última medición por el simple hecho de que aumentó la población. La pregunta es si se incrementó en mayor o menor proporción. 

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Otro dato que nos permite conocer el censo es lo que se llama “régimen de tenencia”, que nos da el número de familias inquilinas y propietarias (y otros tipos de tenencia) y cómo están compuestas esas viviendas. Eso le permite al Estado hacer políticas focalizadas para esta población. Y acá arriesgo: es muy probable que el 18% de hogares inquilinos que arrojó a nivel nacional el censo de 2010 haya aumentado significativamente.     

Otro de los datos que te menciono bastante es la cantidad de viviendas vacías que hay en nuestras ciudades, que contrasta con el déficit de vivienda. El censo nos da una idea apenas general de la ociosidad de vivienda porque para la persona censista es difícil saber por qué nadie le contesta cuando toca el timbre o golpea la puerta (lo primero que tiene que anotar en su planilla). Muchas veces no logra saber a ciencia cierta si es una vivienda que está simplemente deshabitada sin razón aparente o si está en venta o alquiler a la espera de una buena oferta (las dos formas que podríamos definir como “ociosa”), si se trata de una casa de fin de semana o si se usa como oficina u otro uso comercial. Por lo que sea, en el día del censo no había nadie. 

En el cuadro de abajo podés ver la distribución de 2010 a nivel nacional, donde vemos que alrededor de un 24% de viviendas están deshabitadas, pero que baja al 15% si nos quedamos solo con las primeras dos categorías. Fijate, además, que “por otra razón” pesa casi el 5%, que es equivalente a decir que no sabemos qué pasa con ese porcentaje de viviendas del país que no atendieron el timbre. 

Por eso son muy útiles otras mediciones, como la que llevó adelante el Instituto de la Vivienda de la Ciudad de Buenos Aires (IVC) en 2018 junto a organizaciones de la sociedad civil, en la que se busca saber si la vivienda tiene habitantes estables a través del consumo eléctrico. Con esa metodología, el gobierno porteño concluyó que casi el 10% de las viviendas de CABA están deshabitadas, cuando el censo había arrojado que un 24% de las mismas estaban bajo esa condición. De todas formas, la diferencia entre la medición de los censos anteriores y el último puede servirnos, más allá del número, para saber si aumentó o disminuyó la proporción de casas deshabitadas.

Si te quedaste manija, en esta nota de El gato y la caja podés encontrar muchos más datos interesantes acerca de los 11 censos que hicimos en Argentina. 

La línea F no para

En este espacio habremos dado la noticia unas 8 veces, como mínimo, pero es algo que sucedió en 14 ocasiones durante casi 3 años: la licitación para hacer los estudios de la línea F de subte se pospusieron. La apertura de sobres debería haber sucedido ayer pero en lugar de ser pospuesta nuevamente la nueva gestión de SBASE decidió cancelarla aduciendo que el estudio puede hacerse con equipos propios y ahorrar dinero. 

De esta manera, parece quedar más lejos la posibilidad de contar con la nueva línea, que debería unir, según la Ley 670 y según anunció en plena campaña Horacio Rodríguez Larreta en 2019, Barrancas de Belgrano con el barrio de Barracas. Esta nota me pareció muy buena porque hace un recorrido histórico por las idas y vueltas en la que quedó en medio la línea F y además desmitifica algunas excusas que esgrime el gobierno porteño como la baja en la coparticipación. Amable recordatorio: es la primera vez en casi 50 años que no hay en marcha ninguna obra de extensión del subte en la Capital.

Spin-off de ciudades-fábrica

En la última entrega te conté sobre Fordlandia y el flash de Henry Ford de fundar una ciudad del Midwest yanqui en medio del Amazonas. Fui tirando un poco más del hilo (ayudado por las valiosas respuestas a este newsletter que ya podríamos decir que es colaborativo) y me encontré leyendo esta nota que cuenta la historia de Flandria. 

Sinceramente yo tenía asociado el nombre al equipo de fútbol homónimo, pero Flandria resulta que es el pueblo que hoy conocemos como Jáuregui, en el partido de Luján, el cual fue fundado por Julio Steverlynck. En realidad Jáuregui ya existía en los papeles pero era un pequeño paraje con muy pocos habitantes, así que no fue difícil para el dueño de la Algodonera Flandria construir un pueblo de trabajadores y trabajadoras al servicio de su propia fábrica. La carnada, además de un trabajo bien remunerado, era cumplir el sueño de la casa propia. Pero también formar parte de una comunidad que tenía su propia parroquia, club de fútbol y hasta una banda músical que sigue tocando hasta hoy en día: Rerum Novarum.      

Pero la empresa belga que se había instalado en Argentina al calor de la primera política de industrialización por sustitución de importaciones, en 1929, no aguantó las políticas en sentido contrario primero de la dictadura de 1976 y después del menemismo. En 1996, finalmente, cerró sus puertas y al poco tiempo Villa Flandria pasó a llamarse nuevamente Jáuregui, aunque hoy se usan ambos nombres.

Tirando del hilo también me encontré con que Ford no fue el único magnate que diseñó una ciudad al servicio de su empresa. Acá una nota que las compila. La que más te suena seguramente sea Wolfsburgo en Alemania, asociada a otra automotriz. Pero hay un par que me gustaron asociadas a marcas de chocolate aunque creo que mi favorita es Ivrea, en Italia, fundada por la marca de máquinas de escribir Olivetti.

Eso es todo por hoy.

Que tengas un lindo fin de semana.

Abrazos,

Fer

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Escribo sobre temas urbanos. Vivienda, transporte, infraestructura y espacio público son los ejes principales de mi trabajo. Estudié Sociología en la UBA y cursé maestrías en Sociología Económica (UNSAM) y en Ciudades (The New School, Nueva York). Bostero de Román, en mis ratos libres juego a la pelota con amigos. Siempre tengo ganas de hacer un asado.