Diálogos de alto nivel en las Américas

Democracia y ambiente, ¿qué vota el ambientalismo en las elecciones? La cumbre sobre cambio climático: qué se dijo, qué se prometió y qué podemos esperar de esta agenda a futuro.

¡Hola! ¿Cómo estás?

Me compré fresias. Recomiendo. Me gusta ese olor a primavera en mi escritorio. Sobre todo en días grises y lluviosos como los de esta semana.

Hoy quiero que hablemos de dos cosas: i) elecciones, democracia y ambiente y ii) la cumbre de cambio climático del miércoles pasado. 

¿Qué vota el ambientalismo?

De todo. Salvo a negacionistas.

Si tenemos la certeza de fondo de que queremos que Argentina sea un país más sostenible y más inclusivo, ¿cuál es el camino para alcanzarlo? ¿Es con un partido verde como en Alemania? ¿Es con un esquema de democracia directa? ¿Es metiendo lo ambiental en el clivaje izquierda-derecha como lo vemos en Estados Unidos? ¿Es transversalizando lo ambiental a todos los partidos políticos?

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Charlémoslo. Cada cuál tendrá sus ideas y preferencias. En cualquier caso, sabemos que el paso siguiente al diagnóstico de la ciencia exacta respecto de las toneladas de CO2 que aún podemos emitir es una discusión política respecto de quién, cómo y cuándo tiene derecho o no a emitir esas toneladas. 

Y una parte de ese conflicto político se disputa en las elecciones.

Por suerte, en Argentina tenemos un consenso social similar al de las vacunas respecto de la ciencia ambiental y climática y la consecuente importancia del cuidado ambiental. Las tensiones que aparecen se deben más a valoraciones, estrategias y criterios diferentes que a actores que realmente puedan negar el problema. Y estas tensiones aparecen dentro de los propios espacios políticos: de hecho, muchas leyes ambientales se han sancionado atravesando espacios partidarios, así como sucedió con la ley de la interrupción voluntaria del embarazo. 

Así es que nos encontramos con militantes ambientales que apoyan a las diferentes fuerzas políticas, desde la UCR y el Pro, pasando por el Frente de Todos, hasta el socialismo y la izquierda. ¿Es esto un activo de nuestra democracia? Yo creo que sí. Un conflicto político siempre involucra ideología. Se ve muy claro en las respuestas de los diferentes candidatos (de CABA y PBA) a una serie de preguntas ambientales que podés ver acá. Y en ese sentido, la forma de abordar los problemas ambientales es parte de las discusiones sobre qué modelo de país queremos y cuál proyecto político tiene la capacidad de llevar adelante las transformaciones necesarias para alcanzarlo.

Lo que no nos puede pasar es que crezcan los negacionismos. El cordón sanitario tiene que ser también a los negacionistas del cambio climático y los problemas ambientales. Podemos discutir de todo sobre cómo encaramos el tema, pero basándonos en ciencia y democracia. Por fuera de eso, nada.

Diálogo de alto nivel sobre acción climática en las Américas

El miércoles se llevó adelante el “Diálogo de alto nivel sobre acción climática en las Américas”, un encuentro coorganizado por Argentina, Barbados, Chile, Colombia, Costa Rica, Panamá y República Dominicana. De parte de Argentina estuvieron junto al presidente Alberto Fernández los ministros de Ambiente y Desarrollo Sostenible, Juan Cabandié, y de Relaciones Exteriores, Comercio Internacional y Culto, Felipe Solá, y el secretario de Asuntos Estratégicos, Gustavo Beliz.

El presidente abrió el encuentro diciendo: “Propusimos esta cumbre para abordarla desde una perspectiva genuinamente latinoamericana. Nos convoca hoy la urgencia de la ambición y la acción climática, así como la necesidad de pensar mecanismos innovadores que nos permitan reconstruirnos mejor y fortalecer los lazos de cooperación para cuidar nuestros territorios y comunidades”. 

A su vez, asumió algunos compromisos como:

  1. “Formalizaremos en la próxima COP de Glasgow (la cumbre internacional de cambio climático que sucederá a principios de noviembre) un incremento del 2% en el compromiso de reducción de emisiones de gases de efecto invernadero”. 
  2. “Para lograr esto elaboramos el Plan Nacional de Adaptación y Mitigación del Cambio Climático junto con las provincias y los actores de toda la sociedad argentina”.
  3. “Pusimos en marcha una mesa de transición para la promoción de las energías renovables y el desarrollo de un complejo productor y exportador de energías limpias y de bajas emisiones basadas en el hidrógeno”.
  4. “El transporte sostenible es otra de nuestras prioridades para reducir las emisiones impulsando la eficiencia y la electrificación”.
  5. “También adoptaremos medidas profundas para erradicar definitivamente la deforestación ilegal tipificándola como un delito ambiental”.

Acá podés ver todo el evento.

Para profundizar un poco en la jornada y su significancia, me di el lujo de preguntarle a Federico Merke cómo vio este encuentro. Federico es Profesor Asociado de la Universidad de San Andrés, donde dirige la Maestría en Política y Economía Internacionales. También es investigador del CONICET y, además de los temas internacionales, le interesa mucho la cuestión del cambio climático.

1. En Twitter decías que el evento te parecía la iniciativa de política exterior más importante que ha tenido Alberto Fernández y que te gustó su discurso de apertura. ¿Por qué? ¿Y te gustó otra intervención además de la del presidente argentino?

–Por distintos motivos a la Argentina le ha costado diseñar una arquitectura intelectual para estructurar su política exterior. Ha sido más defensiva y reactiva que propositiva. Esto se ha visto en el caso de Nicaragua y Venezuela con los derechos humanos, de Chile con la plataforma continental o de Uruguay con el Mercosur. Me parece que adoptar una postura activa, propositiva y multilateral en materia de cambio climático ha sido una muy buena jugada. Puso el pie en un terreno, la conversación regional en materia de clima, que necesita mucho más diálogo y cooperación. Es un tema en donde la Argentina tiene mucho para ofrecer conceptualmente y desde su potencial en las energías renovables y la nuclear. El discurso de Alberto Fernández me pareció constructivo, acercando posiciones con los países del norte global, pero, al mismo tiempo, señalando las especificidades de los países en desarrollo y la necesidad de contemplar, entre otras cosas, el canje de deuda por acción climática y la necesidad de pensar la investigación y el desarrollo de tecnologías limpias como bienes públicos globales.

2. Algo que siempre decimos respecto de esta agenda en la región es la falta de cooperación en las diferentes dimensiones, desde el desarrollo tecnológico hasta el posicionamiento respecto de los países desarrollados. ¿Ves un cambio ahí que pueda posibilitar mayor cooperación al menos con algunos actores como Colombia o Costa Rica? ¿Qué hacemos sin Brasil que es no solo la economía más grande sino también el mayor emisor de nuestra región?

–Como ocurre con otros tantos temas, no existe una única mirada de América Latina hacia el clima. Por un lado, el G77 fue el lugar para los países en vías de desarrollo y ahí estuvo la región, pero luego se fueron creando afinidades en términos ideológicos, como el ALBA, o materiales, como los países del Caribe. México se fue del G77 y comenzó a coordinar más con la OCDE. Brasil se acercó a otros emergentes y la Argentina estuvo por debajo de las expectativas y fijando metas poco ambiciosas. Estas distintas orientaciones seguirán estando, pero la realidad del cambio climático nos está forzando a acercar posiciones y ser todos más ambiciosos. Nos une el espanto, que no es poca cosa. Y acá será clave el rol que asuman México, la Argentina, Brasil y Colombia, que juntos son casi el 65% de las emisiones de la región, fijando metas, pero más que nada discutiendo acciones climáticas y alternativas de descarbonización. En este sentido, Brasil está lejos de lo que se espera. Cierto, Bolsonaro ha tenido una actitud muy negativa con el cambio climático, incluso amenazando con irse del Acuerdo de París. Pero el problema es previo y comienza con Dilma Rousseff y Michel Temer. Brasil es cerca de un tercio de las emisiones de la región, pero al mismo tiempo tiene una matriz bastante limpia, con casi un 60% de energía hidroeléctrica, por lo que su problema más serio tiene que ver con el uso de la tierra, en particular la deforestación del Amazonas. Y más allá de Bolsonaro, hay estados brasileños con un fuerte compromiso con la mitigación, como Belo Horizonte, Minas Gerais, Rio Grande do Sul o Rio de Janeiro. La clave es trabajar con ellos.

3. En el encuentro estuvo John Kerry (el enviado presidencial especial estadounidense para el Clima), ¿cómo ves el rol de Estados Unidos? ¿Hay voluntad para financiar la transición? ¿Y para abrir la discusión respecto del tema del canje de deuda por cuidado ambiental?

–Estados Unidos tiene un plan oficial de financiamiento internacional del clima que es la base conceptual para ayudar a los países en desarrollo en sus metas de mitigación y adaptación. El enfoque suena bien, pero dice poco acerca de cómo lo hará o cuánta plata destinará a este plan. El documento no dice ni una palabra sobre el canje de deuda por acción climática. Mi sensación es que Biden hoy está más preocupado por financiar la propia transición en Estados Unidos. En estos años, de hecho, Alemania ha aportado más fondos que Estados Unidos. En otras palabras, lo hecho por Biden hasta acá nos dice mucho acerca de cómo su país dejó de ser un paria climático, pero nos dice poco acerca de cuántos recursos tiene como para ser un líder global en esta tarea. En cuanto al canje de deuda por acción climática, es una idea muy interesante porque te permite, al mismo tiempo, reducir la deuda, direccionar recursos hacia la acción climática y meter plata en la recuperación económica que tanto hace falta a partir de la pandemia. Tiene un antecedente, que son los canjes por conservación, como hizo Bolivia en los 80 o Seychelles unos años atrás. Si consideramos que los países más apretados con deuda son los de renta media, es clave que la Argentina impulse esta acción. Y no veo cómo sería posible avanzar por este camino sin comprometer al FMI, al Banco Mundial, a EEUU y a China, entre otros.

Si te interesó el tema y querés saber más sobre el posicionamiento oficial, esta nota de Gustavo Beliz, secretario de Asuntos Estratégicos, profundiza y detalla varios de los temas mencionados por el presidente.

De despedida te recomiendo una película que vi estos días. Se llama El niño que domó el viento. Es sobre un chico que vive en Wimbe, Malawi, que logra construir un molino de viento que permite bombear agua y así aliviar las dificultades de su familia y comunidad.

Te mando un abrazo, te deseo que disfrutes la jornada electoral y nos leemos en dos semanas. 

Eli

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Soy licenciada en Ciencias Ambientales, magíster en Políticas Públicas y becaria doctoral en Ciencia Política en la UNSAM. En todos los ámbitos que puedo me dedico a sumergirme en los dilemas que nos presenta el desarrollo sustentable, uno de los mayores desafíos que enfrentamos en este siglo.