Con tanto humo el bello fiero fuego no se ve

En esta etapa es clave pensar en qué cosas sabemos y qué cosas podemos saber. Porque después de 8 meses, aunque no hayamos construido certezas, sería bueno confiar en haber construido criterios.

Holis, ¿cómo va? Yo un poco rara con esto del DISPO. Por un lado, estoy muy contenta pensando en juntarme con varios amigos en una terraza, por otro, estoy nerviosa por lo mismo. Será deformación profesional, pero siento que me haría falta un spot repetido hasta el cansancio con pautas claras sobre cómo hacerlo de manera segura, que muestre situaciones concretas, errores frecuentes y cómo corregirlos pensando en nuestra idiosincrasia local.

En nuestras cartas hablamos mucho de creer saber cosas que no sabemos y de cómo sentimos que entre tanta incertidumbre al final no podemos saber nada. Pero también es clave pensar en qué cosas sabemos y qué cosas podemos saber. Porque después de 8 meses, aunque no hayamos construido certezas, sería bueno confiar en haber construido criterios. 

Ahora vas comprando perlas truchas sin chistar

Sin dudas, sabemos más sobre coronavirus hoy que hace 8 meses, sin embargo, el no saber todo y el seguir teniendo dudas muchas veces actúa en desmedro de lo que vamos sabiendo. La dinámica de la información y sus contradicciones nos ponen en una posición escéptica que en general es saludable porque nos hace críticos, pero que a veces da lugar a introducir dudas de manera forzada. Vamos entonces con las cosas que supimos sobre coronavirus esta semana:

1- Se anunció que el gobierno argentino comprará 25 millones de dosis de la vacuna rusa Sputnik V y otras 22 millones de la de Oxford y AstraZeneca. Eso es lo único que sabemos hasta ahora. Si las vacunas serán efectivamente distribuidas e inoculadas, si serán obligatorias o cuándo estarán disponibles son cuestiones que están por verse, ya que aún no han terminado los ensayos clínicos. Esta gestión constituye una compra a riesgo, o sea que, si no se demuestra que las vacunas son seguras al publicar los resultados de las pruebas o no cumplen con los requisitos de las instituciones reguladoras locales las van a tirar o ni siquiera van a fabricarse. En este caso lo que está en tela de juicio es si la inversión es una buena decisión a la hora de administrar los fondos públicos, no si es una buena idea una campaña de vacunación masiva con fármacos que aún no completaron el proceso de aprobación.

También sabemos que ambas vacunas ya iniciaron el proceso de registro en ANMAT, pero como dijimos en esta edición no se trata de intentar lograr la aprobación con los datos recabados hasta ahora en modo “si pasa, pasa”, sino de adelantar procedimientos burocráticos para que, en caso de comprobarse su eficacia, no se demoren tanto la fabricación y distribución.

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Si querés seguir el tema, esta nota de Florencia Ballarino en Chequeado sistematiza las negociaciones del Estado respecto a las vacunas y estos mapas divinos de UNSAM tienen fichas técnicas de los desarrollos que ya llegaron a la fase 3 en todo el mundo.

2- Otra cosa que sabemos es que la parte del virus que se une a las células (la famosa proteína S) fue cambiando a lo largo de la pandemia. La mutación D614G se volvió dominante entre las cepas virales y un paper reciente mostró que aumenta la replicación del virus en células de pulmones y vías aéreas humanas (o sea que si te infectás con esta mutación el virus va a hacer más copias que si te infectás con otra). En hámsters, se observó que los anticuerpos producidos para los ejemplares infectados con esta variante eran ligeramente menores a los que se generaban con otras. Lo que no sabemos (y que algunos titularon) es si esto podría hacer que las vacunas y tratamientos que están siendo probados no sean tan efectivos. Primero, porque las pruebas no son suficientes (células y hámsters no son personas) y segundo, porque lo que la mutación pareciera afectar más es el potencial infeccioso de los cuadros (más replicación de células, más posibilidad de transmitir el virus) que la respuesta inmune.

3- Además, sabemos que el uso de barbijos disminuye los riesgos de transmisión de enfermedades respiratorias, aunque no los usemos para todas. Como dice esta nota, esto tiene que ver con lo que no sabemos sobre coronavirus, pero también está muy relacionado con lo que sabemos de las otras enfermedades.

«Durante muchos años se han utilizado máscaras en la prevención y el control de la transmisión de la tuberculosis para reducir el riesgo de una mayor propagación de la enfermedad. El equipo de protección personal (PPE), como las máscaras faciales quirúrgicas y los respiradores, son sólo una parte de las medidas de control y prevención. […] En el caso de la tuberculosis, dado que existe un tratamiento eficaz, una vez que la persona recibe el tratamiento adecuado, el riesgo de infectar a otros disminuye rápidamente y a menudo no es necesario utilizar una mascarilla. De ello se desprende que cuanto antes se diagnostique a las personas con tuberculosis y se inicie su tratamiento correcto, mejor; estos pasos son cruciales para interrumpir la propagación de los patógenos de la tuberculosis en nuestras familias y comunidades».

Pensar que el uso de mascarillas para prevenir el coronavirus es exagerado porque no lo hacemos con otras enfermedades que se transmiten igual es desconocer que las hemos usado para esas mismas enfermedades, que en ocasiones lo hacemos y que justamente sabemos que se transmiten igual porque estamos al tanto de un montón de cosas sobre ellas.

4- Por último, sabemos que Dinamarca va a sacrificar a 17 millones de visones luego de detectar una nueva cepa de SARS-CoV-2 que ya infectó por lo menos a 12 personas. Como dijimos hace un ratito, las mutaciones no necesariamente implican diferencias severas en la respuesta inmune que harían ineficaz una vacuna o tratamiento diseñada para otra cepa, aunque el gobierno danés advierte sobre esta posibilidad. 

Sin embargo, no hace falta saber esto con certeza cuando sabemos que la cría de visones para peletería implica una crueldad inusitada para generar un producto prescindible con riesgos potenciales para la salud. Lo que resta saber es de qué saberes nos vamos a hacer cargo.

Mordiéndote la lengua por poco me engañás

Esta semana supimos que un equipo arqueológico encontró un esqueleto femenino de 9000 años de antigüedad en los Andes de Perú que fue enterrado con un equipo de caza destinado a la captura de grandes animales. La discusión se disparó en torno a otro saber: que la división del trabajo en la prehistoria se basaba en hombres cazadores y mujeres recolectoras. En este caso, caracterizar este modelo como un saber tiene más que ver con su profunda apropiación en el imaginario popular más que con la evidencia respaldatoria.

Respecto a este último hallazgo, el debate está centrado en las inferencias que genera. El esqueleto, que pertenecía a una mujer de entre 17 y 19 años y cuyo sexo pudo ser determinado gracias a una técnica relativamente nueva como es el estudio de las proteínas del esmalte dental, fue encontrado junto a otros 5 de sexo masculino. Dada la sorpresa que esto suscitó en los investigadores, luego analizaron los datos de otros 27 esqueletos enterrados en nuestro continente con implementos de caza similares. Según los registros, 11 eran mujeres y 16 hombres, pero esta información no es concluyente, ya que en muchos casos las técnicas utilizadas para determinar el sexo no tienen la misma precisión y la interpretación de los ajuares funerarios es confusa (por ejemplo, dos de los individuos identificados como cazadores por las cosas que tenían alrededor eran bebés).

Por otro lado, desde hace algunas décadas, sabemos que la afirmación de una sociedad basada en varones cazadores y mujeres recolectoras presenta problemas más allá de la evidencia que indicaría que también hubo cazadoras. Y tiene que ver con lo de siempre: la valoración de las tareas tradicionalmente femeninas.

En general, las visiones que establecen roles de género estrictamente divididos jerarquizan las tareas. Y el problema no es tanto si las mujeres también cazaban grandes animales sino que el conocimiento que tanto hemos popularizado es aquel que sostiene que esto fue lo que permitió nuestra subsistencia y el salto cualitativo hacia sociedades agricultoras. Por un lado, esta propuesta nos habla de varones paleolíticos un poco sobrecargados: además de estar ocupados cazando, hacían sus propias herramientas y eran los únicos protectores de su prole y de los asentamientos -aún cuando estaban afuera cazando-. Simplemente, no parece factible. Además, las tareas típicamente asociadas con lo femenino, como la recolección de frutos, la caza de animales pequeños o la pesca, no solo tenían contribuciones dietarias importantísimas, sino que proveían a las comunidades con elementos que se usaban para hacer otras cosas centrales a la subsistencia como ropa, contenedores y herramientas.

De nuevo, el problema no es solo que lo que sabemos esté distorsionado de forma que creamos que las mujeres no ocuparon roles que sí, sino que lo que sabemos sobre los roles que efectivamente ocuparon pareciera no importar y seguimos concibiendo los cambios sociales como saltos dados por eventos aislados en vez de como entramados colaborativos de las comunidades.

Quedate con el vuelto mula de la enfermedad

Otro saber que nos trajo esta semana es que a partir de diciembre estará disponible el Mapa de Acción Estatal, que integra, sistematiza y grafica cómo se destina el dinero en las políticas públicas.

Según el sitio web de la Jefatura de Gabinete, el mapa tendrá 4 funciones:

  1. Saber qué hace el Estado: integra, a partir de criterios comunes y en un mismo lugar, a la Acción Estatal, reflejando de forma directa la creación de valor por parte del Estado.
  2. Toma de decisiones: brinda información sustancial para la toma de decisiones estratégicas en materia de políticas públicas.
  3. Planificación, seguimiento y evaluación: en tanto herramienta de gestión interna, facilita la gestión de la política pública a lo largo de todo su ciclo, desde el diseño, implementación y evaluación.
  4. Sistematización de la información: el sistema permitirá generar reportes por tipo de acción estatal, sector de política pública, servicios ciudadanos, jurisdicción, objetivos estratégicos, programas, indicadores, resultados, etc. A su vez, se integrará con otras bases de datos preexistentes que permitan conocer los procesos de agregación de valor del Estado.

El mapa, que fue elaborado por desarrolladores que ya están trabajando en el Estado, será una plataforma de código abierto y sin licencias. Esto quiere decir que cualquiera podrá acceder al código, modificarlo según sus necesidades particulares y replicar la iniciativa, algo especialmente útil para los gobiernos provinciales y que fomenta la innovación tecnológica con recursos públicos y baja inversión.

Que cuidan por vos las puertas del nuevo cielo

Un último saber: este 14 de diciembre va a haber un eclipse solar que va a ser visible desde toda Argentina, especialmente en una franja de 90 km de ancho en la Patagonia. Si bien la posición en el sur será privilegiada, ya que permitirá observar la totalidad del fenómeno, la estratósfera pareciera ser the place to be a la hora de pasar esos minutos en los que la Luna va a tapar por completo al Sol.

Por eso, Terraza al Cosmos lanzó el proyecto colaborativo Eclipsor 2, un globo que se shremontará a la estratósfera para fotografiar el eclipse desde una perspectiva única -22 km de altura, el doble de lo que vuelan los aviones comerciales-. En el sitio pueden ver un video que cuenta la experiencia de la prueba del Eclipsor 1 que incluye una explicación de cómo funciona el globo y las imágenes capturadas. Es muy muy lindo.

Como tanta otra tristeza a la que te acostumbrás

Este newsletter llega a su fin esperando que nuestro aclimatamiento a la pandemia no nos haga indiferentes ni imprudentes y que en algún momento podamos ser más felices. Porque sabemos. Y si sabemos, podemos.

Te mando un beso enorme,

Agostina

P.D1: Las referencias de este news son de esta canción que en algún momento escribí en la pared de mi habitación de la adolescencia. Si querés arrancar la semana bien nostálgico, te dejo este video de la última vez que los vimos juntos en mi paisito.

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Soy comunicadora científica. Desde hace tres años formo parte del colectivo Economía Femini(s)ta, donde edito la sección de ciencia y coordino la campaña #MenstruAcción. Vivo en el Abasto con mis dos gatos y mi tortuga. A la tardecita me siento en algún bar del barrio a tomar vermú y discutir lecturas con amigas.