Claves para entender el lunes negro y cómo afecta a la Argentina

En la apertura de los mercados el precio del petróleo registró su peor caída desde 1991. El pánico se reflejó en las principales bolsas del mundo, que mostraron bajas muy importantes.

En la apertura de los mercados el precio del petróleo registró su peor caída desde 1991. El pánico se reflejó en las principales bolsas del mundo, que mostraron bajas muy importantes.

En la apertura de los mercados durante el día lunes, el precio del petróleo sufrió una drástica caída de casi 30%, llegando a los 31 dólares. No se observaba un colapso de esta magnitud para un solo día desde el estallido de la Primera Guerra del Golfo, en 1991.

El pánico rápidamente se reflejó en las principales bolsas del mundo, que mostraron bajas muy importantes. En Europa la más afectada fue la italiana, que cayó 11% (golpeada además por la expansión del coronavirus). La bolsa de Estados Unidos abrió con un descenso del 5% y eso derivó en una suspensión automática de las operaciones (como una medida «antipánico»); posteriormente reabrió y la caída llegó hasta el 6%.

En nuestra región, la bolsa brasileña sufrió un duro golpe con pérdidas que llegaron al 10% y eso también llevó a la suspensión automática de las operaciones. Tras la reapertura, se estabilizó y se ubicó en torno al 9%. Por su parte, la bolsa argentina muestra un derrumbe del 11% en tándem con un incremento del riesgo país de casi 15%.

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Precio del petróleo (WTI, en USD)

Fuente: Bloomberg

Crónica de una caída anunciada

Si bien estos hechos de alto impacto, denominados «cisnes negros», son imposibles de predecir, los conflictos que surgieron durante los últimos días en las negociaciones entre el grupo de países exportadores nucleados en la OPEP (con Arabia Saudita a la cabeza) y Rusia sirven para entender lo sucedido.

Como se ve en el gráfico anterior, el precio del petróleo viene cayendo desde fines del año pasado debido a la menor demanda por el freno económico mundial que provocó la irrupción del coronavirus.

Frente a esto, los países de la OPEP decidieron recortar su producción con el objetivo de contrarrestar dicha caída en los precios. Asimismo, querían que los otros países petroleros que no son parte del grupo, especialmente Rusia que es uno de los principales exportadores a nivel mundial, contribuyeran también con una reducción en su producción. La lógica por detrás es evitar que estos países se beneficien «gratis» de la decisión de la OPEP (si en el futuro eso lleva a que los precios se incrementen), y por ende que también colaboren con la medida.

Es importante destacar que desde fines de 2016 que ya venía funcionando un acuerdo entre estos países para limitar la producción, pero que ahora frente al surgimiento del coronavirus y el nuevo desplome del precio los países de la OPEP buscaban profundizarlo.

Esto iba a ser negociado el viernes pasado en una reunión entre todos estos países, pero finalmente Rusia decidió no participar, poniendo fin al acuerdo. Esto generó el (primer) derrumbe del precio del petróleo, que cayó más de 9%.

La decisión de Putin de no participar probablemente se encuentre en su otro frente de batalla, Estados Unidos. Si bien la baja del precio del petróleo va a perjudicar a la economía rusa, esto también implica un fuerte cimbronazo para las empresas estadounidenses productoras de shale oil, el petróleo no convencional que resulta una amenaza para Putin. Dichas empresas han realizado cuantiosas inversiones cuyo resultado depende en buena medida del precio del petróleo (el método de extracción no convencional es más caro y por ende requiere que el precio del petróleo sea lo más alto posible para hacer redituable el negocio).

La respuesta de la OPEP no tardó en llegar (y en escalar). Este domingo, Arabia Saudita decidió recortar sus precios a China, uno de los principales importadores, y redobló la apuesta anunciando que iba a incrementar su producción en los próximos meses, dando una clara señal de que los precios seguirán cayendo. El cambio en la estrategia es una respuesta a la jugada rusa, pero también tiene cierta lógica ya que con esto Arabia busca lograr nuevos socios comerciales y ganar participación en el mercado (a expensas de Rusia, claro está).

Así llegamos al lunes, donde los mercados reaccionaron fuertemente frente a esta guerra de precios, que ya venía golpeado por la volatilidad y la incertidumbre que generó la irrupción del coronavirus.

¿Y Argentina?

En lo inmediato, el impacto es bastante negativo, más que nada por el lado del canal financiero. Como ya se mencionó, el riesgo país se disparó y la cotización del dólar financiero (MEP) se incrementó casi 3%, rozando los 84 pesos. Sumado a eso, la mayor volatilidad a nivel mundial probablemente también haga más trabajosa la reestructuración de la deuda (en toda negociación, cualquier factor externo que genera más incertidumbre la torna más dificultosa).

En lo que respecta a la economía real, la desplome del precio del petróleo podría traducirse en un precio más bajo de la nafta, pero la contrapartida de eso es que también podría traer consecuencias negativas por el lado de las inversiones y la producción local, tanto de petróleo como de shale oil (por los motivos expuestos previamente). Con lo cual, una posibilidad intermedia podría ser la de mantener el precio en el nivel actual, con el objetivo de evitar esto último.

De cualquier forma, no hay dudas de que las noticias no son buenas y de que el panorama mundial resulta muy poco alentador. Habrá que dejar pasar unos días para ver si el conflicto petrolero escala o si se llega a una resolución rápida que traiga algo de calma a los mercados.

Me dedico a estudiar la macroeconomía argentina, algo que en este país debe ser similar a tener un doctorado en física molecular. Soy magister en Desarrollo Económico en la UNSAM y estoy haciendo el Doctorado homónimo en la UNQUI. Padre de gemelas y docente universitario.