Carla Torres: “El Brexit cambió mucho el rumbo de las cosas y Gran Bretaña se está aferrando más a su postura colonialista con Malvinas”

Politóloga argentina que vive en Inglaterra. En la nota, habla sobre la importancia de Malvinas para la administración de Boris Johnson. El esfuerzo del premier inglés para no ser emparentado con Margaret Thatcher. Las diferencias entre el abordaje tory y el laborista respecto de las islas. Y la pregunta: ¿hay chances de que haya negociación entre Londres y Buenos Aires?

¿Qué lugar tiene Malvinas en el gobierno de Boris Johnson? 

Yo creo que tiene prioridad. Primero, obviamente, por la cuestión del Brexit. El reclamo más importante de parte de Malvinas vino porque, al salir de la zona del mercado común europeo, las Malvinas tienen que pagar aranceles para exportar toda su producción marítima a Europa. Eso creó un conflicto con la administración de Johnson, porque obviamente el pedido de las Malvinas fue alguna política especial, alguna contemplación, que ellos puedan seguir en la zona común europea y eso no fue posible. Las Malvinas son tan importantes como Gibraltar. Para Boris Johnson son importantes en términos de integración regional. 

¿Y qué lugar tiene en eso el reclamo de soberanía que plantea Argentina?

La administración de Boris Johnson mira con atención los sucesos argentinos en términos diplomáticos: el trabajo para Argentina hecho en el Consejo de Seguridad, en las Naciones Unidas, el fallo de la ONU diciendo que las Malvinas son parte de nuestra plataforma marítima. Creo que es un tema que no es mediático acá pero que sí es importante para la administración de Johnson porque, obviamente, ellos tienen ese espíritu de la Mancomunidad de sus colonias y con el Brexit necesitaron reforzar su unión interna para hacer frente a la salida de la Unión Europea. Boris Johnson graba un mensaje navideño para los isleños todos los años que se envía directamente a las islas. Incluso ahora hay una nueva gobernadora que va a tomar el puesto en julio de 2022. Malvinas no es en Inglaterra un tema súper mediático pero sí es importante para la administración. 

¿Qué fue lo que cambió después del Brexit en la relación de Gran Bretaña con los isleños?

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La relación se tensó porque la mayoría de los isleños sintió que se les estaba soltando la mano. Hay una cuestión con los isleños que para mí es importante y es que ellos se sienten británicos, lo van a defender a muerte, pero no se sienten cien por ciento integrados y reconocidos, empezando por la distancia geográfica pero también por el acceso a un montón de beneficios. 

¿Por ejemplo?

Si un joven isleño quisiera venir a estudiar al Reino Unido le resultaría muy complejo acceder a un préstamo estudiantil y a una universidad. En algún punto se preguntan si verdaderamente pertenecen porque la distancia geográfica viene con un montón de obstáculos políticos. Con el paso del tiempo me parece que la relación se tensó y los isleños siempre tienden a estar aislados. Por ejemplo, el conflicto con Argentina y el disgusto con los gobiernos argentinos es evidente, pero no han encontrado con Johnson la contención que ellos esperaban desde un principio. No creo que, necesariamente, les hayan dado la espalda pero el Brexit tensó bastante la situación.

Hubo algunos movimientos militares en torno a las Islas en el último tiempo por parte del gobierno de Johnson. ¿Qué objetivo te parece que tiene eso? 

Creo que es por contención. Al menos, hasta el momento, todo lo que podemos saber es que es para contención. La realidad es que Gran Bretaña tiene muchísimos frentes abiertos y, quizás, en términos militares, las Malvinas no son una prioridad. No porque no lo sean sino porque, en términos de poner en perspectiva si la Argentina podía representar verdaderamente una amenaza militar para las Malvinas, ellos no consideraban que este fuera el caso. Argentina mantiene su reclamo por la vía diplomática, no es un país que tiene en su modelo de defensa una hipótesis de conflicto, entonces no viene por ahí. Creo que los movimientos militares tienen que ver con una cuestión de querer reagruparse en el orden internacional y no saber cómo hacerlo. 

¿Cuáles son esas otras prioridades del Reino Unido?

Principalmente la OTAN, la guerra en Ucrania y la situación en Afganistán que a Johnson le devinieron en un montón de crisis políticas. 

¿La situación en Ucrania revivió el tema Malvinas?

Sí, acá en los medios se estuvo hablando mucho de las Malvinas respecto al tema Ucrania. Algunos medios de comunicación dijeron que Ucrania podía ser a Boris Johnson lo que las Malvinas habían sido a Thatcher. 

¿En qué sentido?

Boris Johnson está pasando por una crisis de legitimidad muy fuerte, al punto de que hace algunos meses pudo llegar a ser apartado del cargo por la filtración de fotos en una situación bastante particular durante las restricciones en contexto de pandemia. Fue una rebelión interna. Los miembros del Parlamento pueden submitir un voto de no-confianza. Al mismo tiempo, si su partido político hubiera juntado alrededor de 54 miembros del Partido Conservador que, a su vez, tenían cargos en el Parlamento o en el Gobierno, lo podrían haber destituido. Mucha gente dice que la postura que Boris Johnson tome con Ucrania podría ser similar a la postura heroica que tomó Thatcher con las Malvinas y cómo eso revirtió las cosas para la “Dama de Hierro”. Ella era súper impopular acá, la situación económica era un desastre. Con Thatcher cerraron fábricas, industrias, las políticas de bienestar se redujeron a casi nada y lo que pasó con Malvinas le devolvió la popularidad. Los medios de comunicación están discutiendo si lo que Boris Johnson resuelva hacer con Ucrania va a ser su equivalente a lo que pasó con las Malvinas. Honestamente, está por verse. Hasta ahora, la gran puesta en valor que Boris Johnson quiso hacer respecto a Ucrania, que para mí no se compara con Malvinas, fue el plan de refugiar ucranianos. Veremos cómo funciona. Pero hay un discurso de cómo él puede hacer un uso político de esta situación y creo que eso sí trae de vuelta un debate sobre el tema de las Malvinas y lo pone un poquito más en los medios de comunicación. Igual no es algo que se vea mucho. Acá, en los medios de comunicación, no leerías muchas cosas de las Malvinas. 

¿Eso es generalizado también en la población? ¿Te imaginás actos en conmemoración, alguna movilización en Gran Bretaña? 

Va a ser una cuestión más gubernamental. Seguramente haya actividades, pero no tiene la dimensión que tiene en Argentina, eso seguro. Uno puede entender por qué. Tiene que ver con la formación. No es una crítica, pero acá, en las escuelas, si vos ves las currículas, lo que estudian, cómo se forman, la concepción que ellos tienen del mundo es más europea. Ellos estudian la Mancomunidad, la Reina, un poco del Caribe, de lo que pasó en Europa, el Reino Unido y fin. Para ellos, Malvinas es algo lejano. Lo mismo que cualquier otra colonia. Hay una generación, que es la generación que luchó en la época de las Malvinas y una parte de los conservadores muy pro-militares, que sí lo consideran muy importante. Pero el tema de las Malvinas siempre viene con el clavo de Thatcher. El gobierno de Johnson también es cuidadoso porque acá hablar de las Malvinas es hablar de Thatcher. Políticamente, el discurso es un poco más cuidado. En Argentina es a la inversa. 

¿Johnson no quiere quedar pegado a que se lo compare con el Gobierno de Thatcher? ¿Incluso con este tema que podría ser algo a reivindicar?

Ningún gobierno acá quiere quedar pegado a Margaret Thatcher. Ciertos medios nacionales que tienden a favorecer al Partido Laborista siempre van a traer el recuerdo del hundimiento del ARA General Belgrano. Eso acá es algo de lo que se habla mucho. Estar asociado con Thatcher es sinónimo de algo bastante negativo. Ahora en Inglaterra empezó a subir mucho la inflación, están subiendo los bienes básicos, la nafta, los alquileres. Nosotros, argentinos, con la inflación estamos curados de espanto, pero acá es un tema. La gente está verdaderamente sorprendida. Las prestaciones sociales no están actualizadas de la manera que deberían. Eso trae, no sé si una cuestión thatcheriana, pero sí de cierto descontento. Entonces me parece que siempre se evita una comparación directa con el gobierno de Thatcher porque tiene una imagen negativa. 

Respecto a la reivindicación del tema Malvinas en Inglaterra, decías que es una reivindicación más de conservadores. ¿Qué pasó con el tema luego de la ola que hizo crecer a dirigentes de izquierda como Jeremy Corbyn? ¿Se repiensa Malvinas desde ese sector?

Es un tema que no está en agenda. Todo depende de lo que suceda ahora con el laborismo. Lo que pasó con Corbyn fue que creció mucho y se transformó en la cara del laborismo. La discusión abierta ahora es si lo que pasó con Corbyn fue una campaña para desprestigiarlo y vincularlo a cuestiones antisemitas. La persona que asume en su lugar, Keir Starmer, es un dirigente laborista mucho más de centro. La militancia del laborismo mermó un montón, junto con los afiliados. El laborismo, en este momento, está pasando por una crisis de representación, de bancas y de identidad. Starmer tiene un montón de puntos contrarios a la administración de Johnson, no es un tory pero en algunas cuestiones la gente siente que no tuvo la postura de un laborista. Creo que con el tema de las Malvinas están más abiertos a las discusiones, pero el mensaje de ellos está más focalizado en atender la necesidad de los isleñosde buscar vías diplomáticas y creo que no hay una agenda tan militarista como sí proponen los torys. Ellos tienen estos barcos enormes de guerra que, generalmente, les ponen HMS Protector y son como buques fantásticos de guerra. Uno de los últimos que se inauguró, que fue en honor a David Attenborough, un ambientalista, tiene flameando la bandera de las Malvinas. Esos barcos suelen estacionar en el Río Támesis, en Londres, y la gente los puede ir a visitar. Para ellos sí es parte de su agenda. Es más parafernalia: la bandera, el uniforme. Los laboristas no tienen ese abordaje tan militarista. En eso sí se diferencian.

En tu vida cotidiana en Inglaterra, ¿cuando decís que sos Argentina aparece la cuestión Malvinas?

Muy pocas veces. La media probablemente no tenga idea del tema. Después está la cuestión de que, mal que le pese al Gobierno y a los conservadores, Inglaterra es un país diverso. Tiene un montón de problemas de racismo estructural y se sufre en carne propia. Pero es un país donde, por ejemplo, en la comuna donde vivís tenés un argentino, un italiano, un francés, un bangladés, un iraní. Hay mucha diversidad cultural. Los británicos están acostumbrados a esa diversidad, entonces nunca me pasó de tener una conversación incómoda. Lo que sí me sucedió hace muchos años fue que fui a ver la obra Campo Minado, que junta veteranos de la guerra argentinos y británicos. Yo escribía para un diario chiquito de acá y, después de la obra, me pasó de quedarme con todo el costado británico, hablar, discutir, tomar un vino, comer, me invitaron de vuelta a otra presentación y los pude entrevistar. Y, en líneas generales, no te suelen atacar. No es un tema candente para ellos. Mi marido es británico y te puedo asegurar que no le importa lo que estamos hablando. Él no piensa en las Malvinas como británicas, él las piensa argentinas porque dice que están ahí nomás. 

¿Ahí nomás en términos geográficos, cercanas a Argentina? 

Lo interesante es esa cuestión de identificación. Los británicos y los europeos en general se identifican con lo que les resulta más similar y con lo que tienen más cerca. Las Malvinas, inclusive para los propios británicos, es algo tan lejano que por eso después se retroalimenta esta cosa de que los isleños no se sienten parte. 

¿Hay también una cuestión generacional, una diferencia entre quienes vivieron la guerra y quienes no en el tema Malvinas? 

Sí, totalmente. El discurso hacia la juventud acá está cambiando un montón y yo no creo que la juventud esté inmovilizada o no esté interesada. Lo que pasa es que sus reclamos y su agenda son completamente diferentes a lo que fue mi agenda como joven en Argentina cuando tenía 17 años. Para ellos es pensar en algo tan lejano que no hay lugar para incluirlo, pensar y debatir. A nosotros nos toca de otra manera porque es un conflicto bélico relacionado a una dictadura. Mucha gente acá no sabe que, cuando fue la guerra de Malvinas, Argentina era gobernada por una Junta Militar. La mayoría de la gente con la que he tenido discusiones y hemos hablado del tema Malvinas no tenía ni idea. Para ellos fue un Gobierno democrático como el de Thatcher. Es un dato que no conoce la mayoría acá. 

¿Qué posibilidades ves, viviendo ahí y viendo cómo se maneja el gobierno de Johnson, de que avance algún tipo de negociación? 

Yo la veo cerrada cien por ciento, más que nada después del Brexit. El Brexit cambió muchísimo el rumbo de las cosas acá. Después del Brexit ellos se están aferrando absolutamente a esta postura colonialista. Lo ves con la Mancomunidad de la Reina. Se van a aferrar hasta el último día. Se les están yendo todos los países pero ellos siguen ahí. No van a dar un paso al costado. No van a dejar de financiar las colonias de la Mancomunidad. Con las Malvinas me parece que es exactamente lo mismo. Para los conservadores hay una legitimidad en la pretensión de soberanía, no lo ven como colonialismo. Si uno analiza la historia de las Malvinas, ve que está el primer gobernador que se asienta en 1800 y ellos te pueden discutir que, en ese momento, las islas no tenían una ocupación argentina. Entonces, por qué tendrían que abrir discusión. La otra cuestión que usan como argumento es el referéndum de los isleños en 2013. Que es como que vengan y me pregunten a mí, viviendo acá en Inglaterra, si quiero ser argentina o no. Para nosotros no tiene validez y para la comunidad internacional también fue un poco dudoso ese proceso, pero para ellos es legítimo.  

Más cuando los kelpers tuvieron su propio referéndum. Lo que rescato es que están más abiertos a cuestiones humanitarias. 

¿Cómo cuáles?
La cuestión de salir a identificar los cuerpos de los caídos en la guerra. Ese tipo de diálogos sí son más esperables en el futuro, pero lo que tiene que ver con la negociación de las islas creo que no. Ellos verdaderamente sienten que es su legítimo derecho. En el 2019, en uno de los mensajes de Navidad que graba Boris Johnson para los isleños, les asegura que el status de las islas no va a cambiar. Fue después de esos exabruptos por el Brexit. Por el momento, no creo que vayan a haber negociaciones entre Argentina y el Reino Unido. 

Carla Torres

*Carla Torres es licenciada en Ciencias Políticas de la USAL y Magíster en Derechos Humanos de la Universidad de York. Además, es estudiante del Diplomado en Derechos Humanos para periodistas de la CIDH.

Soy politólogo de la Universidad de Buenos Aires (UBA) y director de la agencia de comunicación Monteagudo. Soy co editor del sitio Artepolítica. Nací en Olavarría, una metrópoli del centro de la provincia de Buenos Aires. Vi muchas veces Gladiador.