Así se ven las protestas desde Minneapolis

La ciudad donde fue asesinado George Floyd nunca quedó exenta del racismo estructural que recorre toda la sociedad norteamericana.

MINNEAPOLIS-. Donald Trump quería regresar a la «normalidad en América» y la policía de Minneapolis cumplió. George Floyd fue asesinado en la esquina de Chicago Ave y 38th st, en el corazón de South Minneapolis en el medio de una pandemia que cambió todo menos la base de desigualdad social, racial y económica.

La historia es tan repetida que lo que pasa lo entienden todos. No “hay que ser negro en América” para conocerla. Solo hay que ser negro en América para vivirla. 

200 años de esclavismo, 100 años de Apartheid y 50 años de discriminación. Esta historia acumula resentimientos.

Al escribir esto, Minneapolis parece vivir en estado de guerra. La ciudad nos inunda con mensajes de textos en el sistema reservado sólo para emergencias: “Toque de queda a las 20:00”, “sacar todo material inflammable de los jardines”, “dejar alguna ventana abierta para escuchar si los ‘agitadores’ están en tu barrio”. Hay un ejército de ocupación en las calles, policía, guardia estatal y guardia nacional.

Foto: Ernesto Resnik

Minneapolis, la ciudad de Prince y Bob Dylan, es una ciudad de partido único (demócrata del ala más progresista) donde quizás la única oposición sea la policía (varios prominentes de sus agentes, a quien el alcalde prohibió participación con uniforme, fueron figura principal recientemente en un acto de Trump).

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Que sea Minneapolis el centro de esta explosión de resentimiento, es quizás un símbolo, una ciudad que desde las luchas por los derechos civiles de los 50′-60′ dice escuchar y entender la desigualdad y el resentimiento, pero que nunca quedó exenta del racismo estructural que recorre toda la sociedad norteamericana desde la de esclavitud. La desigualdad económica entre blancos y minorías en Minneapolis es de las peores del país. Minneapolis es pujante, culta, económicamente poderosa, Minneapolis es el mejor lugar para vivir… si sos blanco. Minneapolis, como casi todas las ciudades de los Estados Unidos, está segregada: hay un barrio de negros, hay escuelas de negros, hay negocios de negros y hay policía para negros.

La segregación, violenta en sus orígenes, hoy es sutil, no está escrita en ningún lado, pero ocurrió y ocurre lenta e inevitable. Los barrios donde viven negros fueron abandonados por blancos, las escuelas con muchos negros son abandonadas por los blancos. En los 50′, cuando las luchas civiles hicieron que la Corte Suprema de los Estados Unidos declarara ilegal la segregación oficial en escuelas y universidades (literalmente escuelas donde no se aceptaban negros), la población blanca privilegiada encontró una solución en los suburbios. La suburbanización tuvo su gran explosión con la posguerra y la industria automotriz, pero el racismo fue su motor subyacente.

Sostener la segregación geográfica, política y económica de las ciudades norteamericanas requiere de un pequeño ejército de ocupación. Y así es cómo ve la población negra urbana a las policías.

Foto: Ernesto Resnik

¿Hay algo distinto en esta revuelta que se inició en Minneapolis y se extendió por todo Estados Unidos? ¿Será más de lo mismo, luchas hoy, cambios cosméticos mañana, olvido? Es muy pronto para saberlo. Pero hubo algo distinto en las luchas callejeras que fueron interraciales y que se dan en el medio de un movimiento de jóvenes politizados, muchos organizados políticamente alrededor del fenómeno Bernie Sanders.

El alcalde de Minneapolis, Jacob Frey, es un joven progresista que encaró desde el principio esta crisis con una visión bastante lúcida del origen de la protesta y el modo de tratarla, privilegiando la protección de vidas y de los reclamos antes que los daños materiales. Por primera vez en la historia de abusos y violencia policial, el alcalde se puso inmediatamente del lado de los manifestantes, expulsó a los policías involucrados y exigió su detención, ganándose la ira del presidente Trump.

Hay una generación política urbana en Estados Unidos que creció con las desigualdades y el racismo y lo entiende. Hay otra generación política más vieja que siempre terminó acomodándose a los privilegios.

Para los jóvenes negros que participan en estas protestas, atletas arrodillándose en el himno no alcanza, figuras de TV donando plata para apoyar “black businesses” no alcanza, Bank of America contratando un 2% más de minorías raciales no alcanza, sienten la necesidad de tomar la solución en sus propias manos. “Necesitamos justicia por George Floyd”, dijo el candidato Joe Biden. No, esto no es solo la muerte de George Floyd, esto es sus vidas.

Científico y biólogo molecular. En Estados Unidos dirige el desarrollo de anticuerpos monoclonales en una empresa de biotecnológica internacional.