32% más chances de morir

Un culebrón entre macacos japoneses, más información sobre vacunas contra el COVID y sus efectos en el ciclo menstrual y un estudio sobre mayores probabilidades de complicaciones para mujeres que entran al quirófano con varones. ¿Puede ser el feminismo una revolución científica?

Holis, ¿cómo andás? Yo, para variar, enroscada. El otro día estaba viendo Euphoria, que para hacerme la canchera diría que es la Skins de esta generación, pero la verdad es que cuando salió Skins yo ya era grande así que ponele que sea la Kids de los centennials o algo así. En fin, la cuestión es que tiene todos los problemas de no ser Kids y que trae esta época, como la estetización instagrámica de absolutamente todo y la homogenización de una generación en la que el mundo del empleo está cada vez más polarizado entre trabajos altamente calificados y trabajos basura. Peeero, no quiero fallarle a mi santo patrono Mark Fisher, que dice que en esta época confundimos crítica con marcar errores. Así que habiendo sucumbido momentáneamente a los males de una época que es tanto mía como de los centennials que espío por televisión, vamos a lo piola, eso que te hace preguntar: ¿qué me hace pensar del presente y del futuro lo que estoy viendo?

* El meme dice: yo hablando sobre Euphoria/mis amigos

Debe haber un mundo en otro lugar

En uno de los episodios especiales de Navidad de la serie, un personaje, Ali, le habla a una de las protagonistas, Rue, sobre las formas discursivas de la rebeldía en la gente de su edad (Rue tiene 17). En un momento, le dice: “Las revoluciones están sucediendo tan rápido que no hay tiempo para implementarlas” y ahí viene mi enrosque. Yo lo entiendo como que esto de hypear todo*, de decirle revolución a cada cosa disruptiva, crítica o simplemente cuestionadora, hace que estemos esperando la siguiente pose rebelde, que va a ser mejor, más desestabilizante, más contracultural. Como que la revolución se trata de estar al día con la agenda más que de hacer cosas.

En esa misma línea, Ali dice: “La revolución no tiene aliados”. A mi entender, quiere decir que no podés apoyarla desde afuera. Y acá, entonces, finalmente, llego a la cuestión de hoy. Las feministas venimos diciendo hace rato que nuestro movimiento revolucionario requiere a todos adentro. Sin embargo, lo vemos convertirse cada vez más en una posición política dicotómica que, encima, no tiene necesariamente que ver con la subversión de las instituciones. Así que hoy te presento algunos estudios para convencernos de la necesidad de dejar de estar de acuerdo para acordar, y a una macaca que ya empezó a implementar la revuelta feminista.

*hypear es lo que antes conocíamos como inflar, crear expectativas sobre algo y, antes de que suceda, sentenciar que es espectacular. Me niego a entregarle ese término a los centennials con todo el esfuerzo que hizo Public Enemy para que una don’t believe the hype (Public Enemy es un grupo de rap que en los ‘90 decía “no le creas al hype”).

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Quiero delantales sin ninguna mancha

Cuando pensamos en qué sentimientos nos llevarían a efectivizar alguna revolución, usualmente pensamos en las ganas de romper todo. Yo no sé si es necesario que sea todo, pero empezaría por sacar a los chabones de situaciones en las que la vida de una mujer dependa de ellos. 

La bronca está fundamentada: las mujeres tenemos un 32% más de probabilidades de morir si nos opera un hombre que si nos opera una mujer. Un estudio, que evaluó los datos de 1.320.108 pacientes intervenidos quirúrgicamente por 2.937 cirujanos en Ontario, Canadá, mostró también que las mujeres operadas por cirujanos varones tienen un 15% más de posibilidades de tener complicaciones post quirúrgicas.

En la misma investigación se vio que cuando una cirujana realiza procedimientos, los pacientes en general salen mejor de la cirugía, aún cuando los datos se comparen entre personas que se sometieron al mismo procedimiento y se las separe entre quienes tienen o no enfermedades crónicas o por grupos etarios. 

Las operaciones analizadas iban desde un reemplazo de cadera o rodilla hasta un bypass gástrico, pasando por una remoción del apéndice o cosas más complicadas como un bypass cardíaco o la reparación de un aneurisma. Para cada una de ellas tuvieron en cuenta el sexo del paciente, cómo salió el procedimiento, el sexo del cirujano y consideraron tres tipos de eventos adversos post operatorios: muerte, readmisión en el hospital y complicaciones dentro de los 30 días posteriores.

Para los pacientes varones, los resultados de las intervenciones se mantenían estables los operara quién los operara. Para las mujeres, como dijimos, las cosas salían mejor si las operaba una mujer. Por supuesto, hay cirujanos varones excelentes que tienen buenos resultados de manera consistente, pero este análisis sugiere una diferencia significativa en términos generales entre cirujanos y cirujanas.

En cirugías de cerebro y vasculares, el 1.2% de las mujeres que se hicieron alguna de las dos murió cuando el cirujano era varón, mientras que el 0.9% falleció cuando la operó una cirujana, lo que representa un 33% de diferencia. Dado que cirujanos y cirujanas tienen la misma formación y entrenamiento y las diferencias se observan cuando se tiene en cuenta la variable del sexo, no pareciera que la explicación esté en el acceso a distintas habilidades técnicas o en que, simplemente, los varones son peores.

Angela Jerath, epidemióloga de la Universidad de Toronto y co-autora del estudio señaló que: “Los ‘sesgos sexuales implícitos’, mediante los que los cirujanos ‘actúan sobre la base de prejuicios, estereotipos y actitudes subconscientes y profundamente arraigadas’ pueden ser una posible explicación. Las diferencias en las habilidades comunicativas e interpersonales de hombres y mujeres, evidentes en las conversaciones de los cirujanos con los pacientes antes de la operación, también pueden ser un factor, además de las diferencias entre el estilo de trabajo, la toma de decisiones y el juicio de los médicos de ambos sexos”.

En Canadá, las mujeres son el 41% de los cirujanos en la fase inicial, pero el número baja al 30% entre quienes terminan la residencia y al 14% entre los consultores. Las razones son las de siempre, poca flexibilidad en los horarios de las prácticas, actitudes hostiles para quienes no tengan disponibilidad full-time y el largo etcétera que ya es una canción fogonera porque nos lo sabemos todos. O sea que las mujeres tenemos menos posibilidades de que nos opere otra mujer cuanto más compleja sea la cirugía que necesitamos, no por su capacidad, sino porque hay pocas que hayan podido reunir los créditos y la experiencia necesarias para hacerlas.

No será muy revolucionario en términos de cambiar la matriz del problema, pero ante una situación en la que las causas son las de siempre pero las consecuencias no, dado que en este caso son literalmente de vida o muerte, sospecho que la solución inmediata (y por lo tanto rupturista respecto al orden establecido) tiene que ver más con fomentar el ingreso de las mujeres a las especialidades de cirugía que con remover los sesgos implícitos de los varones.

 Si contamos hasta 10, todo va a cambiar

Las revoluciones no pueden ser de ninguna manera personales, pero sí para cada uno hay razones que encienden nuestro espíritu y nos dan ganas de juntarnos con otras personas para cambiar las cosas. Ya te lo conté mil veces, pero va de nuevo. En mi vida, el momento clave fue cuando se me cruzó por la cabeza que las personas que no pueden comprar productos para contener el sangrado menstrual faltan a la escuela, dejan de ir a trabajar, usan lo que tienen a mano y se arriesgan a infecciones y un montón de cosas más que se resumen en que la pasan como el orto por algo que no pueden evitar, y que no se contempla en ninguna iniciativa de solidaridad social.

Hace ya 22 años que menstrúo, 7 años que trabajo en el tema y no te voy a aburrir con mi CV menstrual, pero sí tal vez te aburra con el seguimiento de algo que venimos charlando bastante (acá y acá) desde que empezó la campaña de vacunación: los efectos de las vacunas sobre el ciclo menstrual.

Introducción breve para olvidadizos: primero, muchas personas reportaron cambios en el ciclo luego de la vacunación, pero nadie estudió la relación entre una cosa y otra. La hipótesis más manejada es que, como el endometrio (la capa de revestimiento del útero que se expulsa durante la menstruación) es parte del sistema inmune, podría haber una reacción transitoria que genere que se atrase o adelante el ciclo, abundancia de sangrado o más dolor. Después, los de la Agencia Reguladora de Medicamentos y Productos Sanitarios del Gobierno del Reino Unido registraron 35.707 problemas menstruales en mujeres después de recibir la vacuna, según publicó el Daily Mail. Sin embargo, los expertos temen que haya subrepresentación porque muchas mujeres que experimentaron los cambios probablemente no los informaron.

¿Y ahora? Bueno, hay otro estudio. En este caso no utilizaron datos del sistema de salud como en el británico, sino de la app Natural Cycles (lo que a mí me gusta menos, pero bueno). Esta app tiene varios millones de descargas y pidió consentimiento a las usuarias para analizar sus datos anonimizándolos.

Los investigadores revisaron datos de 4.000 mujeres que ingresaron meticulosamente información sobre su ciclo menstrual en la aplicación durante al menos 6 meses, entre las que 2.400 se habían vacunado y 1.550 no. Todas eran residentes en Estados Unidos y tenían entre 18 y 45 años y, por el perfil de usuarias de la app, la muestra probablemente contenga más mujeres blancas, universitarias, que no usan anticonceptivos orales y más flacas que la población promedio del país.

En las vacunadas, se examinaron los 3 ciclos anteriores y posteriores a la vacunación y se compararon con los datos de las no vacunadas en el mismo periodo. En general, la vacunación tuvo un correlato promedio con una modificación de menos de un día en la duración del ciclo luego de las dos dosis. Esto podría parecer menor, pero, en este caso, la observación promedio contiene casos en los que el ciclo fue 8 días más largo que lo usual, lo que puede resultar muy incómodo si alguien está esperando embarazarse y se ilusiona, si alguien no quiere embarazarse y se preocupa, o si, como no esperaba sangrar ese día, salió a la calle sin su producto de gestión menstrual predilecto (o aquiscible).

Lo que está bueno de este estudio es que sugiere que hay cambios en la duración del ciclo que están relacionados con las vacunas (no se estudiaron otros, como dolor o cantidad de sangrado). Y está bueno porque en otras investigaciones solo lo estudiaron en correlación con estrés de la pandemia y, aunque una cosa no quita la otra, en este caso todas las que proveyeron sus datos, las vacunadas y no, estaban en contexto pandémico, por lo que podría considerarse que el factor estrés estaba equitativamente distribuido, así que no podría explicar por sí solo los cambios.

Entonces, para terminar, si bien este estudio no es representativo de la población general, da pistas en dos sentidos. El primero, es que los efectos son transitorios, pero reales. O sea que pareciera haber algo en las vacunas que interactúa con el ciclo menstrual, pero no causa patologías. El segundo, es que los fabricantes de vacunas, los ensayos clínicos y los mecanismos de vigilancia de los gobiernos deberían empezar a hacer un seguimiento del ciclo menstrual así como lo hacen de muchas otras cosas, ya que es lo que se necesita para probar definitivamente que puede haber efectos vacunales sobre él y que la gente no se preocupe al respecto, tal como pasa con la fiebre. En definitiva, hablamos de acceso a la información y consentimiento informado, nada muy nuevo o complicado. Realmente es agregar una pregunta a un formulario que ya está hecho para garantizar un derecho.

Ya no damos más

Llegó el ahora y se llama Yakei. Es una macaca de 9 años que vive en una reserva en el sur de Japón que, por medio de la violencia, destituyó al macho alfa de su manada y se convirtió en la primera líder en los 70 años de la reserva, además de uno de los pocos casos registrados en la historia de la primatología en los que una hembra toma el poder por la fuerza.

En la reserva isleña hay dos manadas, la de Yakei tiene 677 monos. La mayoría del tiempo están ranchando en el bosque de la montaña que está en la parte central y todos los días van a un parque en la base, donde los empleados de la reserva los alimentan.

Entre los macacos japoneses, cuanto más alto sea el rango de un mono, mayor será su acceso a la comida, las parejas y los lugares de descanso. Las hembras heredan el rango que está justo por debajo del de sus madres y rara vez abandonan la manada en la que han nacido. Los machos, en cambio, se van de su grupo natal en la pubertad y se unen a uno nuevo, donde su rango suele estar determinado por el tiempo que han pasado ahí. Sin embargo, el rango se gana a veces mediante actos de violencia, normalmente de macho a macho.

En abril, Yakei golpeó a su propia madre para reclamar el primer puesto entre las hembras de su grupo. Mientras la mayoría de las hembras se hubieran conformado con eso, Yakei siguió luchando.

Según los trabajadores de la reserva, Yakei atacó a tres machos de alto rango y luego fue a por Nanchu, que había dirigido la manada durante cinco años. A sus 31 años, Nanchu estaba bastante viejo para los parámetros de un macaco japonés y no fue rival para la joven y decidida Yakei.

Después de la pelea con Nanchu, los trabajadores de la reserva realizaron lo que se conoce como la «prueba del maní»: dar maníes a los monos y ver quién come primero. Los machos y las hembras se apartaron para dejar que Yakei comiera primero, una confirmación de su condición de alfa.

Desde que se creó la región protegida, el staff observa y registra el comportamiento de los monos. En este momento, se están preguntando si la temporada de celo no hará que Yakei sea más vulnerable a un usurpador. 

La época de apareamiento en la reserva, que suele ir de noviembre a marzo, está en pleno apogeo. Durante la época de cría, los macacos machos y hembras, que son polígamos, forman parejas. Se aparean, se alimentan, descansan y viajan con sus parejas durante una media de 16 días. Tras este periodo, el vínculo se disuelve y las hembras buscan nuevas parejas. Las hembras suelen aparearse con una media de cuatro machos en cada temporada de cría.

En este House of Cards simiesco, parece que Goro, el macaco con el que Yakei se había apareado en otras temporadas de celo, perdió el interés en ella desde que se volvió la líder de la manada. Desde entonces, Luffy, un macho de 18 años le estuvo dorando la píldora a Yakei, pero ella no le pasó cabida. El tema es que parece que no es solo que Luffy no le atrae, sino que un poco le tiene miedo, ya que recientemente la observaron cerca suyo con una expresión facial que es típica de subordinados, y a él lo vieron empujándola para monopolizar la comida. Todavía no está claro si esto es una merma en el poder de Yakei o una estrategia para que el otro le deje de romper las pelotas porque no se quiere aparear con él.  Sea lo que sea, los empleados de la reserva no creen que vaya a ser derrocada como consecuencia de andar buscando con quién aparearse. Y yo espero que así sea, porque este culebrón macaco me encantó y el derrotismo que de alguna forma los movimientos revolucionarios hicieron carne no lo soporto más.

Bonus track: la filósofa Mónica Cragnolini ganó el Primer Premio Nacional 2020 de la Red de Mujeres Filósofas de América Latina con un ensayo llamado Extraños animales. Filosofía y animalidad en el pensar contemporáneo. Va una partecita del resumen: 

“El pasaje del pensamiento por la problemática de la animalidad nos otorga una cuota relevante de humildad, y de vergüenza, ya que nos coloca de frente al modo soberbio en que nos hemos constituido como humanos, utilizando al resto de lo viviente como ‘naturalmente’ obligado a satisfacer nuestras necesidades ‘humanas’. La idea de que ‘ser hombre’ implica superar o avasallar la animalidad, en uno mismo o ‘fuera’ de uno mismo, es lo que Derrida ha llamado ‘guerra santa’ contra el animal. Es necesario desandar ese camino no para retornar a un modo ‘más originario’ (más ‘animal’) sino para pensar la cuestión que me parece más relevante: cómo tratamos al otro”.

Donde no nos griten y nos quieran más

Las nuevas épocas requieren nuevas revoluciones, pero no una nueva idea de revolución. En ciencia, las revoluciones son el producto de pensar juntos hasta que exista la obligación de hacer algo distinto. Nosotros podemos pensarlas como el deseo de imaginar ser distintos y hacerlas como el imperativo de estar juntos.

Te mando un beso enorme,

Agostina

p/d: las refes de hoy son de una canción que instaló el fervor de las pequeñas revoluciones en mi corazón infantil.

Soy comunicadora científica. Desde hace tres años formo parte del colectivo Economía Femini(s)ta, donde edito la sección de ciencia y coordino la campaña #MenstruAcción. Vivo en el Abasto con mis dos gatos y mi tortuga. A la tardecita me siento en algún bar del barrio a tomar vermú y discutir lecturas con amigas.